ANEXO 9

ANEXO IX

Comentario resumido de la Carta a los Amigos y Benefactores Nº 74

La Fraternidad San Pío X organizó dos Ramilletes Espirituales de Rosarios.

El primero fue en octubre de 2006, y se pidió:

1. Obtener del Cielo para el papa Benedicto XVI la fuerza necesaria para que libere completamente la Santa Misa de siempre;

2. El retorno de la Realeza Social de Nuestro Señor Jesucristo;

3. El triunfo del Corazón Inmaculado de María.

Ninguna de las tres intenciones ha sido obtenida.

En efecto, la Santa Misa no fue completamente liberada. Se la puede rezar, pero con condiciones y como forma extraordinaria de un mismo rito, del cual la forma ordinaria es la misa bastarda de Pablo VI.

En cuanto a la segunda intención, basta leer los discursos de Benedicto XVI en Turquía, Estados Unidos, Francia o al Congreso de Juristas Italianos para comprobar que para él la prioridad no es el retorno de la Realeza Social de Jesucristo, sino la laicidad positiva y abierta del Nuevo Orden Mundial, a cuyo servicio está.

Respecto del triunfo del Corazón Inmaculado de María tenemos como respuesta el nuevo templete ecuménico en el propio lugar de las apariciones de Nuestra Señora de Fátima.

Sin embargo, en la Carta de Monseñor Fellay a los fieles, del 7 de julio de 2007, leemos:

“Queridos fieles, el Motu Proprio Summorum Pontificum del 7 de julio de 2007 restablece la misa tridentina en su derecho. Se reconoce claramente que no se ha abrogado nunca (…) No cabe duda de que este reconocimiento del derecho de la misa tradicional sea el fruto de los numerosos Rosarios dirigidos a Nuestra Señora en nuestra cruzada del rosario en octubre pasado…”

El segundo Ramillete, de noviembre-diciembre de 2008, tenía por finalidad “Obtener por la intercesión de Nuestra Señora el retiro del decreto de excomunión”.

La intención no ha sido obtenida.

Como sabemos, Roma otorgó el levantamiento de las excomuniones por pedido expreso de Monseñor Fellay.

Sin embargo, en la Carta de Monseñor Fellay a los fieles, del 24 de enero de 2009, se lee:

“Queridos fieles, como lo anuncio en el comunicado adjunto, “la excomunión de los obispos consagrados por S. Exc. Mons. Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988, que había sido declarada por la Congregación de los Obispos por un decreto del 1° de julio de 1988 y que siempre impugnamos, fue retirada por otro decreto de la misma Congregaciones con fecha del 21 de enero de 2009, por mandato del papa Benito XVI «. Era la intención de oración que les había confiado en Lourdes, el día de la fiesta de Cristo Rey 2008.”

Ahora, Monseñor Fellay lanza un nuevo Ramillete de 12.000.000 de Rosarios. En la Carta que lo anuncia encontramos varios motivos de perplejidad. Analicemos.

Monseñor Fellay dice:

“Así como sucedió con nuestra primera petición (…) plugo a la Virgen María concedernos una segunda gracia aún más rápidamente (…): el decreto de remisión de las «excomuniones».”

Sin embargo, el Decreto romano habla de levantamiento de las excomuniones. El texto oficial del Vaticano no lleva comillas… Estas aparecieron bajo la pluma de Monseñor Fellay para, parece ser, atenuar el significado de la palabra excomuniones. En todo caso, su significación no corresponde a lo que se encuentra en el documento romano, ¡y que ha sido efectivamente obtenido!

Entonces, si los cuatro obispos pidieron el levantamiento de las excomuniones, es Monseñor Fellay quien deforma la realidad. ¿Miente? Dios lo sabe.

En cambio, si los cuatro obispos pidieron el retiro del decreto de declaración de las excomuniones, es Roma la que deforma la realidad. ¿Mienten los romanos? Dios lo sabe.

Lo que nosotros sabemos es que ambas partes no pueden decir la verdad.

Monseñor Fellay continúa:

“Lo habíamos pedido desde el año 2001 como signo de buena voluntad de parte del Vaticano hacia el movimiento tradicional.”

Lo otorgado por Roma sería, pues, un signo de buena voluntad. Pero, si es Roma la que ha mentido, no manifiesta ninguna buena voluntad…

Monseñor Fellay insiste:

“Mientras esa confianza no sea restablecida parcialmente —decía entonces— nuestras relaciones seguirían siendo mínimas.”

Nosotros insistimos también: si Roma ha mentido, no se puede decir que se ha restablecido la confianza; y, por lo tanto, las relaciones deben seguir siendo mínimas. En efecto, ¿cómo discutir teológicamente con mentirosos?

Los prerrequisitos no se obtuvieron, los dos actos romanos han humillado la Santa Misa y la Obra de la Tradición, y los romanos mienten… Luego la desconfianza ha crecido…

Entrar en discusiones doctrinales en tales circunstancias ¡es tentar a Dios!

Un comentario sobre "ANEXO 9"

  1. El problema de la Fraternidad es de raíz. Con el primer ramillete de rosarios (coincido con que es la cortina de humo) hace tres peticiones:

    Obtener del Cielo para el papa Benedicto XVI la fuerza necesaria para que libere completamente la Santa Misa de siempre;
    Puesto que el problema con Ratzinger no es la carencia de fuerza, o valor para «liberar» una Misa codificada a perpetuidad. Lo ha demostrado innumerables veces. La «Misa» que liberó es la modificada por Roncalli. Además del insulto de darle el caracter de extraordinaria.

    En cuanto a la segunda intención, suscribo las palabras del padre Ceriani.

    La tercera, RATZINGER FUE EL PRINCIPAL DESVIRTUADOR DEL MENSAJE DE FÁTIMA.
    En todo caso, la Fraternidad hubiera pedido al «papa» pues lo reconoce como tal, la Consagración de Rusia, TAL CUAL LO PIDIÓ NUESTRA SEÑORA. Porque si la súplica fue hecha al cielo, el Corazón Inmaculado no ha triunfado aún. Por lo tanto no puede decir Fellay que han tenido éxito sus DOCE millones.

    En Cristo

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