ANEXO 7

ANEXO VII (resumido)

respecto al Segundo Preliminar

Monseñor Fellay dijo el lunes 16 de febrero en Flavigny:

“Estoy harto de discutir sobre las palabras”.

Hago constar que la confusión no fue creada ni por Roma, ni por los sacerdotes de la Fraternidad, ni por los fieles, sino por el Superior General y los Superiores de Distritos.

I) Roma siempre ha utilizado el mismo lenguaje, erróneo, pero claro y preciso:

Carta del cardenal Castrillón Hoyos, 7 de mayo de 2001: “Las dos condiciones que presenta para el retorno se consideraron atentamente: el permiso otorgado a todos los sacerdotes de poder celebrar libremente la misa de San Pío V y el levantamiento de la excomunión que pesa sobre ustedes. La Iglesia, como Madre, querría favorecer su vuelta a la plena comunión y, con este fin, el Vaticano tomó la iniciativa de este nuevo proceso. Como se lo dije varias veces, de viva voz y por escrito, el Papa tiene los brazos abiertos para acogerles”.

Sermón de Mgr Fellay en Flavigny, 2 de febrero de 2006: “Después de estos largos debates el Cardenal dijo: ״Constato que todo lo que expone no les pone fuera de la Iglesia, por lo tanto están en la Iglesia״. Y siguió diciendo: ״Les pido escribir al Papa para pedirle que retire las excomuniones״”.

Otro texto de Monseñor Fellay: “El 15 de noviembre, me entrevisto con el cardenal Castrillon en sus apartamentos. Lo acompañaban dos secretarios. El Padre Nély se me unió. El debate duró alrededor de dos horas y media y fue seguido de una comida, como es su práctica, alrededor de la misma duración (…) A raíz de este largo debate, el cardenal declaró: ״Todos estos puntos que describen no hacen que estén fuera de la Iglesia, por lo tanto están bien en la Iglesia. Lo invito a que escriba una carta al Soberano Pontífice en la cual pida el levantamiento de las excomuniones. No es necesario de manifestar un sentimiento de culpabilidad, pero un acto de humildad sería bienvenido״”.

Decreto del 21 de enero de 2009:

“Por medio de la carta del 15 de diciembre de 2008 enviada a Su Eminencia el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, Mons. Bernard Fellay, en su nombre y en el de los otros Obispos consagrados el 30 de junio de 1988, volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae formalmente declarada por Decreto del Prefecto de esta misma Sagrada Congregación para los Obispos con fecha del 1º de julio de 1988 (…) Conforme a las facultades que me han sido expresamente concedidas por el Santo Padre, Benedicto XVI, en virtud del presente Decreto, remito a los Obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión latae sententiae declarada por esta Congregación el 1º de julio de 1988 y declaro privado de efectos jurídicos a partir del día de hoy el Decreto entonces publicado.”

Nota de la Secretaría de Estado del 4 de febrero de 2009:

El levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que por el momento no goza de reconocimiento alguno en la Iglesia católica. Tampoco los cuatro obispos, aunque liberados de la excomunión, tienen una función canónica en la Iglesia y no ejercen lícitamente un ministerio en ella.” “La gravísima pena de la excomunión latae sententiae, en la que dichos obispos habían incurrido el 30 de junio de 1988, declarada después formalmente el 1° de julio del mismo año, era una consecuencia de su ordenación ilegítima por parte de monseñor Marcel Lefebvre.

II) la Fraternidad, por el contrario, a lo largo de los últimos ocho años cayó en la equivocidad en los términos, que generó una gran confusión en el espíritu de los sacerdotes y de los fieles.

Texto oficial de Monseñor Fellay: “Pero antes de entrar realmente en debate, pedimos al Vaticano dos preliminares: se trataba de dar a los sacerdotes del mundo entero la posibilidad de celebrar la misa tridentina, declarando que esta misa no se derogó nunca y que es legítima. Pedimos que se retire el decreto de excomunión”.

Conferencia de Mons. Fellay, Kansas City, 5 de marzo de 2002: “El 13 de enero, organicé una reunión de los cuatro obispos de la Fraternidad. (…) Se nos había engañado tanto antes que necesitábamos algo que nos probase claramente que Roma quería de verdad la Tradición (…) En segundo lugar, habiéndose arreglado el Vaticano para marginalizarnos con esta excomunión que da miedo a la gente, pedíamos que retractara el decreto de excomunión”.

Carta a los Amigos y Benefactores N° 62: “Pedíamos en consecuencia y en preliminar un gesto concreto por parte de las autoridades romanas: el reconocimiento de no derogación del rito tridentino y la anulación del decreto de excomunión. El cardenal Castrillón nos comunicó (…) en cuanto al levantamiento de la excomunión, se nos promete en el acuerdo”

Carta de Mons. Fellay al cardenal Castrillón Hoyos, 6 de junio de 2004: “No vemos cómo podíamos llegar a un reconocimiento sin pasar por una serie de etapas. Entre estas etapas, la primera nos parece ser el retiro del decreto de excomunión. La excomunión que afectaba a los ortodoxos pudo levantarse sin que éstos de ningún modo hayan cambiado su actitud hacia la Santa Sede; ¿no sería posible hacer una cosa similar respecto a nosotros, quienes nunca nos hemos separado y siempre hemos reconocido la autoridad del Soberano Pontífice, tal como la definió el concilio Vaticano I?”.

Carta a los Amigos y Benefactores N° 66: “Recientemente pedimos oficialmente el retiro del decreto de excomunión como un primer paso concreto por parte de Roma. Eso cambiaría el clima y podríamos ver mejor cómo se desarrollan las cosas”.

Conferencia de Mons. Fellay. Nouvelles de Chrétienté Nº 97, de enero-febrero de 2006: “Lo habíamos propuesto desde el principio, no sé si se acuerdan, desde el principio en 2000. Habíamos dicho a Roma: Antes de discutir, antes de ir más lejos, es necesario preliminares. Estos preliminares, habíamos dado dos: era la libertad de la misa, la libertad para todos los sacerdotes, ya lo tenemos nosotros, no es para nosotros. Y, puesto que se utiliza siempre esta excomunión como un espantajo para dar miedo a la gente, que se retire este espantajo

Sermón de Mons. Fellay en Flavigny 2 de febrero de 2006: “Después de estos largos debates el Cardenal dijo: ״Constato que todo lo que exponen no les pone fuera de la Iglesia, por lo tanto están en la Iglesia״. Y siguió diciendo: ״Le pido escribir al Papa para pedirle que retire las excomuniones״. Desde entonces, permanecimos allí, ya que obviamente no vamos a pedir que se retire algo que no reconocemos. Siempre nos hemos negado a reconocer la validez de estas excomuniones, no podemos pues pedir que se retire algo que no existe. Y antes incluso de realizar este acto, pedimos por supuesto el retiro del decreto de excomunión, su anulación; pero decir “anular” ya quiere decir que se reconoce algo. Lo habíamos pedido desde el principio; era uno de los preliminares que habíamos puesto. Y, por primera vez, Roma parece tomar este camino que les había propuesto en el año 2000”.

Entrevista a Mons. Fellay. Nouvelles de Chrétienté Nº 102, de noviembre-diciembre de 2006: “Y por lo que se refiere a la excomunión, desde hace alrededor un año, Roma parece ya no ver obstáculos – según uno u otro comentario y según lo que se nos dice – Roma no tiene ya de verdad objeción para retirar esta excomunión”.

Como ejemplos de confusión en los fieles, basta con considerar las intenciones inválidas que se publicaron como válidas en el sitio La Puerta Latina:

“El levantamiento efectivo de las excomuniones”

“Para este retiro de la excomunión”

“Revenir sobre esta excomunión”

“Que la excomunión que pesa sobre la Fraternidad San Pío X sea levantada”

“El levantamiento de las sanciones”

“Para la reunión en la comunión de todos estos hermanos que nos son tan cercanos”

“Por el levantamiento de la excomunión de Monseñor Lefebvre”

“Que levanten la excomunión”

“Soy católico normal, y por eso ruego mucho por la reconciliación entre la Iglesia y la organización Pío X. Tal reconciliación sería un enriquecimiento enorme para la Iglesia Universal”.

El Seminario de La Reja:

“Rosarios ofrecidos por los Sacerdotes, Seminaristas, Hermanos, Hermanas, y fieles del Seminario Nuestra Señora Corredentora por la intención pedida por Mons. Fellay en Lourdes: el retiro del decreto (¿de excomunión?) que pesa sobre Mons. Lefebvre, Mons. de Castro Mayer y los cuatro obispos de la Fraternidad”.

El paréntesis es del original… ¡y original, por cierto!…

El sitio oficial del Distrito de Sudamérica publicó: LA INTENCIÓN DE ESTA CAMPAÑA LANZADA POR MONSEÑOR FELLAY ES: “QUE POR LA INTERCESIÓN DE NUESTRA SEÑORA SEA DEROGADO EL DECRETO DE EXCOMUNIÓN DEL AÑO 1988”.

¿Conocerá el Superior del Distrito lo que significa “derogar”, es decir, abrogar en parte?

La consecuencia de esta equivocidad en los términos y de esta confusión en los espíritus es la ambigüedad y la imprecisión en los comunicados oficiales y en los artículos aparecidos en la prensa:

Carta a los fieles, 24 de enero de 2009: “Como lo anuncio en el comunicado adjunto, ״la excomunión de los obispos consagrados por S. Exc. Mgr Marcel Lefebvre el 30 de junio de 1988, que había sido declarada por la Congregación para los Obispos por un decreto del 1° de julio de 1988 y que siempre impugnamos, fue retirada por otro decreto de la misma Congregación con fecha del 21 de enero de 2009, por mandato del papa Benito XVI״. Era la intención de oración que les había confiado en Lourdes, el día de la fiesta de Cristo Rey 2008.”

Entrevista a Mons. Fellay. El Tiempo, 26 de enero de 2009 (publicada en La Puerta Latina): “No temo nada. Puede haber una voz discordante aquí o allí. Pero el celo que los fieles pusieron para rezar los Rosarios para pedir el levantamiento de las excomuniones dice largo sobre nuestra unión; 1.700.000 Rosarios se dijeron en dos meses y medio”.

Entrevista a Mons. Fellay. Mundo y Vida, 31 de enero de 2009 (publicado en La Puerta Latina): “Me esperaba este levantamiento de la excomunión desde 2005, desde la primera carta de solicitud de levantamiento de la excomunión que había dirigido a pedido de Roma misma. Porque queda claro que Roma no pedía esta carta para negarse a levantar la excomunión (…) Lo asigno en primer lugar a la Virgen. He aquí la señal manifiesta, con una respuesta casi inmediata. Acababa exactamente de decidir ir a Roma para llevar el resultado del ramillete de Rosarios que habíamos lanzado en Lourdes con esta intención explícita, cuando recibo una llamada de Roma que me invitaba a pasar”.