HOMENAJE DE RADIO CRISTIANDAD A GARCÍA MORENO, EN EL 140º ANIVERSARIO DE SU MARTIRIO

Reverendo Padre Augustin Berthe

GARCÍA MORENO

Tomo Segundo

CAPITULO XIV

EL DUELO

(Extractos)

Conocida apenas la muerte de García Moreno, toda la ciudad espontáneamente se cubrió de luto. Se colgaron de ventanas y balcones pendones negros, se alzaron banderas fúnebres en los principales edificios, se doblaban todas las campanas y, de hora en hora, el estampido ronco y lúgubre del cañón acrecentaba el tristísimo concierto.

Todos los ojos vertían lágrimas; se hubiera dicho que cada familia había perdido alguno de sus individuos. En vez de estallar en revolución, como era de temer, la capital cayó en consternación indecible.

El diario oficial interpretó perfectamente el sentimiento público al decir que, bajo el peso del dolor, parecía como detenido el movimiento de la vida, mudos los labios y los corazones desfallecidos. Expresaba también la seguridad de que no se turbaría el orden público:

“Al sacrificar a nuestro jefe, una cuadrilla de facinerosos ha creído inmolar con el mismo golpe la Religión y la Patria; pero el espíritu de García Moreno se queda con nosotros y el mártir, desde lo alto de los Cielos, intercederá por su pueblo.”

Efectivamente, no hubo ni siquiera la menor apariencia de desorden. Los asesinos debieron escapar a toda prisa para no caer bajo la vindicta pública.

En virtud de las disposiciones constitucionales, el Vice-Presidente Don Xavier León, se declaró jefe del poder ejecutivo, y puso la República en estado de sitio. En circular dirigida a los gobernadores de provincia, dio la orden de emplear todos los medios posibles para apoderarse de los asesinos; y dirigiéndose al ejército, hizo un llamamiento a su amor por el jefe de imperecedera memoria que acababa de perder:

“Oficiales y soldados, manos manchadas con la sangre de vuestro inmortal caudillo, acaso os ofrezcan otro estandarte que aquel que en nombre de la religión y de la patria, él os entregara para haceros merecedores de indisputable gloria. Recordad que honradez y lealtad, fueron la única prenda que exigió de vosotros; lealtad y honradez, son el único tributo digno con que vosotros, como hijos fieles, debéis corresponder a las altísimas enseñanzas que os ha dado. ¡Volved vuestros ojos al cielo, y contemplad su espíritu inmortal con la corona de los mártires!… Conservad sus legados, y sed ardientes defensores de las sagradas leyes por cuya conservación derramó su noble sangre.”

Asegurado el orden, el poder ejecutivo fijó para el día nueve los funerales del Presidente:

“Considerando:

1º. Que el Excelentísimo Presidente de la República, Gabriel García Moreno, fue uno de los hombres más grandes de América… y que sus importantes reformas han levantado a la nación al estado de prosperidad en que se encuentra;

2°. Que su prematuro e inesperado fallecimiento a los golpes de viles y aleves asesinos ha consternado hondamente al pueblo por los grandes bienes que hizo al Ecuador;

3°. Que es un deber sagrado que tienen las naciones de honrar la memoria de sus grandes hombres que consagraron su vida al servicio de la patria, decreto:

El día 9 del presente se celebrarán, en la santa Iglesia metropolitana, las exequias por el alma del finado… En donde se levantará un túmulo con esta inscripción: Regenerador del Ecuador y ardiente defensor de la fe católica.”

Durante los tres días que transcurrieron entre la muerte y las exequias, el cadáver fue expuesto en capilla ardiente. Sentado en un sillón, revestido con las insignias de su cargo, rodeado de guardias, se hubiera dicho que estaba meramente dormido.

GM - Cuerpo embalsamado

Los asesinos habían acribillado su cuerpo de heridas, pero dejaron ileso su noble semblante en que aún estaban grabados los expresivos rasgos de su varonil fisonomía.

Las gentes afluían sin interrupción a contemplarlo durante estos tres días, no solo de la capital, sino de diez leguas a la redonda. Al venir al Congreso, los diputados encontraban en el camino interminables cordones de hombros, mujeres y niños que habían orado cerca del cadáver y volvían a sus casas, llorando a lágrima viva: “Hemos perdido a nuestro padre, exclamaban; y ha dado su sangre por nosotros.”

Jamás, dicen testigos oculares, jamás se ha visto espectáculo más desgarrador.

GM MERTO ESCOLTADO

Sobre un magnifico catafalco, erigido en la Catedral, apareció por última vez a los ojos de la inmensa muchedumbre, que llenaba de bote en bote la iglesia, el cadáver del Presidente, con uniforme de general y la cabeza descubierta.

No tardó mucho en presentarse el Arzobispo con su clero; los ministros con las autoridades civiles y militares tomaron puesto a su vez. Todas las miradas se dirigían al sitial de honor, destinado al Presidente en las ceremonias públicas; y el pueblo, al verlo vacío, prorrumpió en sollozos y gemidos.

Se redobló la emoción cuando Don Vicente Cuesta, Deán de la Catedral de Riobamba y senador, interpretando el sentimiento general, aplicó al nuevo Judas Macabeo estas palabras de la Escritura, tan bien apropiadas a las circunstancias: El pueblo de Israel lloró con todas sus lágrimas, y el duelo duró muchos días, y decían: ¿Cómo ha sucumbido el valiente que salvó a Israel?

Si el silencio, exclamaba el orador, suele ser la expresión del dolor intenso que devora el alma en los grandes infortunios particulares, ¡con cuánta mayor razón no deberíamos guardarlo en los terribles acontecimientos que algunas veces ocurren en la vida de los pueblos! ¿Qué podré, pues, deciros en medio de esta fúnebre ceremonia, y en presencia del sangriento cadáver del varón egregio, cuya vida fecunda en bienes, y cuya heroica muerte dejarán un recuerdo eterno en los anales ecuatorianos? ¡Ah, Señor Dios de las naciones!, ¿cómo habéis permitido que el ilustre magistrado, el centinela de vuestra casa, el apóstol de vuestra honra, el orgullo de este pueblo, a quien amáis con sin par ternura, el varón fuerte que vos mismo habéis suscitado, caiga así, de repente, envuelto en su propia sangre? ¡Ah, Señor! Postrados ante vuestra infinita grandeza, adoraremos vuestros inescrutables designios. Vos nos lo disteis, vos nos lo quitáis; ¡bendecido y ensalzado sea vuestro nombre! ¡Ah, Señor! ¡No permitáis ahora que de mis labios resuene ni una palabra de venganza; que este dolor que hierve dentro del pecho, se exhale en acentos de odio contra el asesino!… ¡Caín, Caín!, ¿qué has hecho de la sangre del justo?

Los sollozos ahogaban la voz del orador. Dejando a un lado los actos públicos del Presidente, porque pertenecían a los anales del Ecuador, a la historia de América, a la galería de los grandes hombres de este siglo, recordó sus virtudes íntimas, su fe, su piedad, su celo y su noble protesta contra la invasión de los Estados Pontificios, que había atraído sobre una nación ignorada de todos, las miradas del mundo entero.

El gran Pontífice, proseguía, fijó también sus ojos, llenos de grato consuelo, en la pequeña nación de los Andes del Ecuador, y vio allí, combatiendo contra la universal apostasía, al único soldado de Cristo, que aun blandía en sus manos la gloriosa espada que habían empuñado Constantino, Carlo Magno y San Luis. Y ved ahora esas manos, señores: ¡están mutiladas!

Se redoblaron los gemidos cuando el orador exclamaba terminando: ¡Ah, señor García! Tus ojos no ven nuestras lágrimas; tus oídos no escuchan nuestros gemidos, tus labios elocuentes, están marchitos y cárdenos; tu corazón tan noble, tan generoso, tan valiente, no palpita ya. Nosotros, aquí en el mundo, ya no te veremos; pero tú nos ves desde la alta región adonde te han conducido tus grandes virtudes. Di al Señor, sí, dile, con el interés que arde en tu gran alma, que no abandone nuestra República a la anarquía… ¡Señor, Dios de las naciones!, suscitad en vuestro pueblo hombres semejantes al que hemos perdido, que continúen vuestro reinado en la república. ¡Adveniat regnum tuum!

Los restos mortales de García Moreno fueron depositados provisionalmente en una bóveda no conocida, a fin de sustraerlos al peligro de sacrílegas profanaciones.

El Congreso quiso perpetuar su memoria, elevando en la capital un monumento que recordara sus beneficios. En la sesión del 16 de septiembre dictó el siguiente decreto, el resumen más glorioso y más fiel de las grandes obras llevadas a cabo por García Moreno:

El Senado y Cámara de Diputados del Ecuador reunidos en Congreso, considerando:

Que el Exmo Sr. Dr. Gabriel García Moreno, por su distinguida inteligencia, vasta ilustración y nobilísimas virtudes, ocupó el primer puesto entre los más preclaros hijos del Ecuador;

Que consagró su vida y las altas y raras dotes de su espíritu y corazón a la regeneración y engrandecimiento de la República, fundando las instituciones sociales en la firme base de los principios católicos;

Que, ilustre entre los grandes hombres, arrostró con frente serena y pecho magnánimo, las tempestades de la difamación, de la calumnia y del sarcasmo impío, y supo dar al mundo el más noble ejemplo de fortaleza y perseverancia en cumplimiento de los sagrados deberes de la magistratura católica;

Que amó la religión y la patria hasta recibir por ellas el martirio, y legar a la posteridad su memoria esclarecida con esa aureola inmortal que sólo se concede por el cielo a las virtudes eminentes;

Que hizo a la nación inmensos e imperecederos beneficios materiales, intelectuales, morales y religiosos;

Y que la patria debe gratitud, honor y gloria a los ciudadanos que la enaltecen con el brillo de sus prendas y virtudes, y la sirven con la abnegación que inspira el puro y acrisolado patriotismo,

Decretan:

Art. 1º. El Ecuador, por medio de sus legisladores, tributa a la memoria del Exmo. Sr. Dr. Don Gabriel García Moreno el homenaje de su eterna gratitud y profunda veneración, y honra y glorifica su nombre con el dictado de Ilustre regenerador de la patria y mártir de la civilización católica.

Art. 2º. Para la conservación de sus restos se construirá, en el lugar que designe el Poder Ejecutivo, un mausoleo digno de ellos.

Art. 3º. Para recomendar su ilustre nombre a la estimación y respeto de la posteridad, se erigirá una estatua que le represente en mármol o bronce, y en cuyo pedestal conste grabada esta inscripción: La República del Ecuador agradecida, al Exmo. Sr. Dr. Don Gabriel García Moreno, el primero de sus hijos, muerto por ella y por la religión el 6 de Agosto de 1875.

Art. 4º. Para las obras expresadas en los artículos precedentes, se votará en el presupuesto nacional la cantidad que se estimase necesaria; y el poder ejecutivo hará estos gastos con preferencia a cualesquier otros, a fin de que la voluntad de la república, declarada por el presente decreto, se cumpla lo más pronto que fuere posible.

Art. 5º. En los salones de los Consejos municipales y oficinas públicas, se conservará con debido decoro el retrato del Exmo. Sr. Dr. Don Gabriel García Moreno, con la inscripción indicada en el art. 3º.

Art. 6º. La carretera nacional y el ferrocarril de Yaguachi, como obras de la mayor importancia entre las promovidas por el Sr. Dr. Gabriel García Moreno, llevarán el nombre de carretera y ferrocarril de García Moreno.

Es preciso remontarse muy lejos en la historia hasta encontrar un hombre bastante grande para merecer semejantes elogios, y un pueblo bastante justo para tributárselos. En este nuestro siglo, en que no son raras las catástrofes de toda suerte, no se encuentra un jefe de Estado que haya sido tan unánimemente honrado y llorado.

GM - Monumento

Pío IX ha honrado públicamente a este hijo digno de él. El Papa de los zuavos, el que tantas lágrimas vertió sobre los mártires de Castelfidardo, no podía dejar de llorar al Cruzado de la Iglesia, asesinado por la Revolución.

El Pontífice Rey debía un elogio, que sancionase tantos elogios fúnebres, al único jefe de Estado que se levantó para defender su trono.

El 20 de septiembre de 1875, en su prisión del Vaticano, dirigió Pío IX a los peregrinos de Laval una de esas arengas justicieras con que fustigaba alguna vez, cautivo y todo, a los odiosos perseguidores de la Iglesia.

Les mostró la secta masónica ejerciendo sus furores contra la Santa Sede, en Francia, en Alemania, en Suiza, en las repúblicas americanas, encarcelando a los Obispos, expulsando a los religiosos, confiscando los bienes eclesiásticos; y, de pronto, su voz indignada hasta entonces, se llenó de lágrimas:

En medio de esos gobiernos entregados al delirio de la impiedad, la República del Ecuador se distinguía milagrosamente de todas las demás, por su espíritu de justicia y por la inquebrantable fe de su Presidente que siempre se mostró hijo sumiso de la Iglesia, lleno de amor a la Santa Sede y de celo por mantener en el seno de la república la religión y la piedad. Y ved ahí que los impíos, en su ciego furor, miran como un insulto a su pretendida civilización moderna la existencia de un gobierno que, sin dejar de consagrarse al bien material del pueblo, se esfuerza al propio tiempo en asegurar su progreso moral y espiritual. A consecuencia de conciliábulos tenebrosos, organizados en una república vecina, esos valientes han decretado la muerte del ilustre presidente. Ha caído bajo el hierro de un asesino, víctima de su fe y de su caridad cristiana hacia su patria.

Víctima de su fe y de su caridad: para Pío IX también la muerte de García Moreno fue la de un mártir.

El Papa no se limitó a palabras. Algunos días después mandó celebrar a sus expensas exequias solemnes por el alma de García Moreno, como suelen hacer los Pontífices cuando Dios arrebata a la Iglesia uno de sus hijos privilegiados.

Y todavía fue más allá. Católicos italianos habían concebido la idea de erigir en Roma una estatua al invencible defensor de la Iglesia y del Papa. Pío IX aplaudió tan noble pensamiento, y contribuyó por sí mismo y con una suma considerable a la ejecución del monumento, que mandó colocar en el colegio Pío Latino-Americano en memoria del gran hijo de América.

GM - Busto

En traje militar, y en pié sobre su pedestal, García Moreno predica todavía la cruzada contra la Revolución.

Estampa Roma

Esta estampa fue mandada hacer también por el Papa Pío IX, al enterarse del martirio de García Moreno. Está basada en una fotografía que había enviado el Presidente del Ecuador al Sumo Pontífice durante su primera presidencia. A su vez, esta imagen fue empleada como modelo del busto del colegio Pío Latino-Americano. (Nota de R.C.)

En las cuatro caras del zócalo del busto, cuatro inscripciones recuerdan sus glorias:

Religioni integerrimus custos

Auctor studiorum optimorum

Obsequentissimus in Christi Sedem

Justitiæ cultor, scelerum vindex

Integérrimo guardián de la religión

Promovedor de los más preciados estudios

Devotísimo servidor de la Santa Sede

Justiciero, vengador de los crímenes.

GM - Pedestal
Justitiæ cultor, scelerum vindex

La inscripción en el pedestal de mármol expresa su martirio y el duelo del pueblo católico:

GABRIEL GARCÍA MORENO

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR,

CON IMPÍA MANO

MUERTO POR TRAICIÓN

EL DÍA 6 DE AGOSTO DE 1875

CUYA VIRTUD

Y CAUSA DE SU GLORIOSA MUERTE

HAN ADMIRADO, CELEBRADO Y LAMENTADO

TODOS LOS BUENOS.

EL SOBERANO PONTÍFICE PÍO IX

CON SU MUNIFICIENCIA

Y LAS OFRENDAS DE NUMEROSOS CATÓLICOS,

HA ELEVADO ESTE MONUMENTO

AL DEFENSOR DE LA IGLESIA Y DE LA REPÚBLICA

GM - Busto

Pío IX y García Moreno, cruzados contra la Revolución, el uno martirizado por ella, el otro encarcelado; y este ensalzando al mártir delante de la humanidad, que aplaude, y Dios, que no muere, coronando a entrambos…

Descansemos con este gran recuerdo.

La fama de estos dos personajes se irá engrandeciendo de día en día, a medida que se vaya extendiendo también la Revolución, rebajando los caracteres y arruinando las sociedades.

Al contemplar a los hombres de Estado, reyes, emperadores, presidentes de república y ministros que han de salir de las oficinas de la francmasonería, los pueblos repetirán esta frase que se escapó un día a dos sabios alemanes, viendo las obras del Presidente del Ecuador:

Europa es demasiado grande para los que la gobiernan, y el Ecuador muy pequeño para García Moreno.

A medida que se desarrolle la herejía liberal, que suprime del gobierno a Dios, a Jesucristo y su Iglesia, los Pontífices, a imitación de León XIII, recordarán a las naciones la constitución cristiana de los Estados y derrocarán el liberalismo.

Los católicos menos perspicaces se verán obligados a aclamar a Pío IX, el doctor del Syllabus, y a García Moreno, el primer jefe católico de Estado desde 1789.

Si a pesar de las enseñanzas de la Iglesia, los conservadores liberales se obstinan en ufanarse con eso de “la Iglesia libre en el Estado libre” y la soberanía absoluta del pueblo y los parlamentos, ellos continuarán abriendo la puerta al radicalismo en todos los Estados de Europa y de América. Francia, Bélgica, Italia, Inglaterra y Alemania, llegarán a ser, fatalmente y en breve plazo, presa del socialismo.

Entonces resonará el toque de agonía de las sociedades, y se dirá, buscando las causas de tan horrible disolución: ¡Si se hubiese creído a Pío IX! ¡Si se hubiese seguido el ejemplo de García Moreno!

Cuando vengan estas calamidades, una de dos:

— O Dios suscitará un jefe cristiano que organice una cruzada general contra los modernos sarracenos, para libertar la Tierra Santa, es decir, las naciones cristianas y el sepulcro de los Santos Apóstoles profanado por la sacrílega usurpación de la Ciudad Eterna; en cuyo caso, salvado del satanismo revolucionario, el mundo bendecirá a Pío IX y a García Moreno, iniciadores del movimiento católico.

— O bien los cristianos continuarán bajando la frente delante de los francmasones, y las logias reemplazarán a las iglesias, como las mezquitas de Mahoma se alzan aún sobre las ruinas de los templos cristianos.

Entonces, los pocos hijos de Dios, que vaguen errantes sobre las ruinas de Jerusalén, dirán sollozando: Nuestros jefes nos han perdido, porque han rehusado escuchar las lecciones de Pío IX, el Pontífice encarcelado, y seguir las huellas de García Moreno, el héroe-mártir.

TRIUNFO PÓSTUMO

Hallazgo del cuerpo

Algunos canónigos y autoridades eclesiásticas, escondieron el cadáver de García Moreno debido al temor de que la tumba fuese profanada.

El cuerpo permaneció escondido por largos años, sin que se supiera dónde se encontraba.

Para conmemorar el centenario de su muerte, 6 de agosto de 1975, el Arzobispo de Quito ordenó la búsqueda en todas las iglesias y conventos.

Cuando el 18 de abril de 1975 los obreros que había encargado el Arzobispado desistieron de la búsqueda en la iglesia del Monasterio de Santa Catalina, dejaron varias excavaciones a medio terminar. La Hermana Mercedes Quintana encontró el cadáver de Gabriel García Moreno debajo de unos escombros.

El monasterio está situado en el centro de la ciudad (calles Flores y Espejo), dentro del casco histórico, a dos cuadras de la Plaza Mayor. Tiene una iglesia monumental y es depositario de numerosas y valiosas obras del arte del barroco quiteño.

GM - Monasterio

GM - Monasterio interior

GM - Altar Monasterio

A la Hermana Mercedes le llamó la atención uno de los huecos que había quedado en el lado occidental del altar. Sobre una especie de lápida halló tres iniciales: GGM.

El cadáver del Presidente mártir había permanecido sepultado en secreto en este claustro dominico desde el 2 de abril de 1883.

Cuando se permitió la exhumación del esqueleto, los jesuitas, que habían conservado parte de los huesos del cráneo del mandatario, los llevaron a la exhumación y estos encajaron perfectamente.

GM - Restos

En el lugar, aún se conserva la fosa abierta. Dentro de la sepultura se puede ver un pequeño nicho donde se habrían colocado las vísceras del difunto.

GM - Sepultura y nicho

GM - Sepultura reja

GM - Sepultura placa

Las reliquias

Actualmente, el Convento de Santa Catalina abre sus puertas al público por un museo de cuatro salas, el cual alberga más de 100 piezas, entre ellas esculturas, lienzos y telas de los siglos XVII y XVIII.

GM - Museo convento

A García Moreno le está reservado un lugar en una pequeña sala. En una caja de madera están parte de sus vestimentas, la gorra y los zapatos con los que había sido enterrado y un hueso del brazo derecho.

GM - Caja museo

GM - Moño

Moño que portaba en el momento del asesinato
Esta reliquia se encuentra en el Museo Aurelio Espinosa Polit

El corazón incorrupto del Presidente mártir había sido escondido dentro de una urna en el Convento de las Religiosas del Buen Pastor. También fue recobrado un siglo más tarde.

GM - Guarda urna

GM - Corazón

GM - Corazón amurado

Actualmente se conserva incorrupto y se lo expone en la Capilla del Cuadro Original que sirviera para la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús, dentro de la Basílica del Voto Nacional. El círculo rojo a la derecha destaca el lugar.

GM - Nicho corazón

Vista directa del corazón de Don Gabriel

GM - Vasija corazón

Los restos, acompañados por documentos que certificaban su autenticidad, fueron traslados a la Catedral Metropolitana de Quito el 6 de agosto de 1975, justamente a los 100 años de su muerte. Allí reposan actualmente:

GM - Altar catedral

GM - Mausoleo Catedral

Este es el Mausoleo de la Catedral de Quito. La figura de fondo es la bandera de Ecuador. Este mausoleo contiene la mayor parte de los restos de Don Gabriel García Moreno.

GM - Mausoleo Basílica

Este es otro Mausoleo, que está en la nave izquierda de la Basílica del Voto Nacional. En él se conserva el fémur de Don Gabriel García Moreno.

Continuará