PROMESAS Y REVELACIONES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS A SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE

En la festividad de Santa Margarita María de Alacoque, la vidente del Sagrado Corazón de Jesús, compartimos con ustedes las promesas y revelaciones que Él nos dejó como remedio para nuestras almas.

 

PROMESAS Y REVELACIONES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS A

SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE


PROMESAS PARA LA COMUNIÓN REPARADORA DE LOS

NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES


A partir de la primera revelación, Santa Margarita María Alacoque sufriría todos los primeros viernes de mes, hasta su muerte, la experiencia mística de la llaga del costado de Jesús. Estos eran los momentos particularmente elegidos por el Señor para manifestarle lo que quería de ella y para descubrirle los secretos de su amable Corazón.

Propósito de la devoción:

Reparación al Corazón de Jesús.

Las promesas de Jesús dada por medio de Santa Margarita María Alacoque a los que practicaran y propagaran dicha devoción. Incluye la promesa a quienes comulguen nueve primeros viernes de mes.

El motivo principal de la devoción debe ser el amor a Jesús y no solo las promesas ligadas a ella. Sin embargo si el mismo Jesús quiso darnos un aliciente con sus promesas, podemos legítima y provechosamente apoyarnos también en ellas para fortalecer nuestra débil voluntad para todo lo que es el servicio de Dios.

Para ganar esta gracia debemos:

1-Recibir sin interrupción la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes consecutivos.
2-Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3-Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
4-Oración: «Oh Dios, que en el corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío.»

Promesas 

(1) Les daré todas las gracias necesarias en su estado de vida.
(2) Estableceré la paz en sus hogares.
(3) Los consolaré en todas sus aflicciones. 

(4) Seré su refugio en su vida y sobre todo en la muerte.
(5) Bendeciré grandemente todas sus empresas.
(6) Los pecadores encontrarán en Mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
(7) Las almas tibias crecerán en fervor.
(8) Las almas fervorosas alcanzarán mayor perfección.
(9) Bendeciré el hogar o sitio donde esté expuesto Mi Corazón y sea honrado.
(10) Daré a los sacerdotes el don de tocar a los corazones más empedernidos.
(11) Los que propaguen esta devoción, tendrán sus nombres escritos en Mi Corazón, y de El,
nunca serán borrados.
(12) Nueve primeros viernes: Yo les prometo, en el exceso de la infinita misericordia de mi
Corazón, que Mi amor todopoderoso le concederá a todos aquellos que comulguen nueve
primeros viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final; no morirán, en desgracia ni
sin recibir los sacramentos; Mi divino Corazón será su refugio seguro en este último momento.

Primera revelación (1673)

Él la hace reposar en su divino pecho, donde le descubre las maravillas de su amor y los secretos de su Corazón. «Mi divino corazón, le dice, esta tan apasionado de amor a los hombres, que pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti, y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones».

Jesús le pide en seguida su corazón, el cual ella le rogó que tomara. Y lo hizo poniéndolo en su corazón donde se lo enseñó como un pequeño átomo que se consumía en aquella ardiente hoguera. El corazón de Santa Margarita se convierte al contacto con el Corazón de Jesús, en llama encendida, llama que viene del corazón de Jesús. Jesús se lo saca y se lo vuelve a poner en el pecho de la Santa, como una llama ardiente en forma de corazón. Esta llama nunca se consumirá.

Segunda revelación (1674)

El Divino corazón se le presento en un trono de llamas, más esplendoroso que el sol (luz), y transparente como el cristal (pureza), con la llaga adorable, rodeado de espinas significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en su parte superior. El deseo del Señor se va precisando en el corazón de Santa Margarita: la devoción a Su Corazón es como el último esfuerzo de su amor para abrazar el frío mundo, la frialdad del corazón del hombre.

Tercera revelación (1674)

«Jesucristo mi amado dueño se presento delante de mi todo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas brillantes como cinco soles, y despidiendo de su sagrada Humanidad rayos de luz por todas partes, pero sobre todo de su Adorable Corazón, que parecía un horno encendido y vivo manantial de tales llamas.

Cuarta revelación (1675)

Nuestro Señor le descubre su Divino Corazón y le dice: «He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres, y que nada ha escatimado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor y en reconocimiento no recibo de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sus sacrilegios, ya por su frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de Amor. Pero lo que me es aún mucho más sensible es que son corazones que me están consagrados los que así me tratan… Mi corazón se dilata para derramar con abundancia las influencias de su divino amor».

«Reconoce, pues que nada puedes sin Mi; Yo no dejaré nunca de socorrerte, con tal que tengas siempre tu nada y tu debilidad abismadas en mi fortaleza.»

«Déjame hacer cada cosa a su tiempo, pues quiero que seas ahora el entretenimiento de mi amor, el cual desea divertirse contigo a su placer, como hacen los niños con sus muñecos. Es menester que te abandones así sin otras miras ni resistencia alguna, dejándome hallar mi contento a tus expensas; pero nada perderás en ello.»

«Está siempre pronta y dispuesta a recibirme, porque quiero en adelante hacer en ti mi morada, para conversar y entretenerme contigo.»

«Sabes que soy un Maestro santo, y enseño la santidad. Soy puro y no puedo sufrir la más pequeña mancha. Por lo tanto, es preciso que andes en mi presencia con simplicidad de corazón e intención pura. Pues no puedo sufrir el menor desvío, y te daré a conocer que si el exceso de mi amor me ha movido a ser tu Maestro para enseñarte y formarte en mi manera y según mis designios, no puedo soportar las almas tibias y cobardes, y que, si soy manso para sufrir tus flaquezas, no seré menos severo y exacto en corregir tus infidelidades.»

«¿Por que te atormentas? Haz lo que está en tu poder, y Yo supliré lo demás que te falte. Pues nada pido tanto en este Sacramento, como un corazón contrito y humillado que con voluntad sincera de no desagradarme más, se acuse sin doblez. Entonces perdono sin tardanza, y se sigue de ahí una perfecta enmienda.»