OSKO: MONS. WILLIAMSON VE LO QUE NADIE VIO JAMÁS

Un nuevo ELEISON COMMENT (374) que se las trae

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MONSEÑOR WILLIAMSON VE LO QUE NADIE VIO JAMÁS

Mons. Williamson, no contento con las pifias habituales, esta vez ha decidido publicar en su ELEISON 374 una bien grandota. Aquí se nos hace que el derrape ya es total. Él presenta en esta oportunidad su TESIS de una manera más precisa que la que suele utilizar; por lo que nos parece que estamos ante un intento descomunal del Obispo por tratar de defender con mayor vehemencia, no sólo la tesis ANTI-SEDEVACANTISTA, sino toda completa la legitimidad de la posición de quienes todavía creen que la Iglesia Conciliar y Oficial ES la Iglesia Católica.

En esto se hermana con la, cada vez más errática, Línea Media; con la, cada vez más cercana a Roma, NEO-FSSPX (otra concordancia para la colección del P. Ceriani); y con los, cada vez más apóstatas, conciliares que, por supuesto, creen ser católicos, y creen que piensan como católicos, y que actúan como católicos, porque creen que la Doctrina Católica ES la del Concilio Vaticano II; porque creen que se puede ser modernista y seguir siendo católicos; porque creen que el Ecumenismo Conciliar es católico; y por eso les parece fenómeno asistir a los cultos protestantes, sembrar olivos de la paz aquí y allá con judíos y musulmanes, organizar Encuentros Interreligiosos en Asís, Partidos de Futbol Interreligiosos, Jornadas de Reflexión Interreligiosas, «misas» interreligiosas, etc. etc. Todo lo que ya sabemos, y estamos hartos de ver.

Ah… también creen que las misas conciliares Novus Ordo son católicas. ¿No es cierto, Mons. Williamson? ¿O acaso se atrevería usted a afirmar de manera inequívoca que NO LO SON?

Es decir, que TODOS ellos creen que Bergoglio es Papa. Nosotros no, y punto. Allí estriba toda la diferencia.

Ellos creen que un Papa puede ser un papanata apóstata, y nosotros creemos que un papanata apóstata no puede ser Papa.

Ellos creen que la Iglesia Conciliar sigue siendo la Iglesia Católica, y nosotros creemos que no lo es.

Por eso, este artículo sobre el ELEISON 374 pretende refutar los dichos de M. Williamson, remarcando lo que consideramos incoherencias o contradicciones; e inclusive ir más allá, mostrando que el sistema que propone es peligroso para quienes lo siguen.

Esto último se verá hacía el final, en una especie de apéndice que hemos puesto.

Y si a alguno le parece que el tono que estamos utilizando suena un poco agresivo, deberemos contestarle que es verdad, y que no lo es más porque hemos tenido la prudente idea de leer el ELEISON 374, muñidos de un vaso grande cargado con buen whisky, adecuadamente apoltronados en nuestro sillón, y teniendo de fondo la delicada y bella «Suite Bergamasque» de Claude Debussy, que tiene la particularidad de «amansarnos», casi tanto como el whisky (benditos sean ambos).

Y bien. Entremos.

ELEISON 374

PAPAS FALIBLES

Ni los liberales ni los sedevacantistas aprecian que se les diga que ellos son como cara y ceca de una misma moneda, pero es cierto. Por ejemplo, ninguno de los dos puede concebir una tercera alternativa. Vean por ejemplo en su Carta a los Tres Obispos del 14 de abril de 2012, como Monseñor Fellay no podía ver una alternativa a su liberalismo que no fuera el sedevacantismo. A la inversa, para muchos sedevacantistas si uno acepta que alguno de los Papas Conciliares ha sido realmente Papa, entonces uno no puede ser sino un liberal, y si uno critica al sedevacantismo, entonces uno promueve el liberalismo. ¡Pero de ninguna manera!

«Es cierto»… ¿Es cierto? No; no es cierto, salvo en la estragada mente de Willi. Las dos caras de una misma moneda están hechas con la misma sustancia, como en toda moneda. No hay monedas que de un lado tengan una sustancia y del otro lado otra.

La posición sedevacantista no es de la misma sustancia que la posición liberal. De ningún modo surge de un pensamiento agobiado por la modernidad, como sí puede decirse del liberalismo, sino todo lo contrario. En cambio, la posición de Mons. Williamson, sí que es moderna y cercana al liberalismo en muchos aspectos. Y eso ocurre porque participa de la misma sustancia.

Sus orígenes anglicanos y liberales han dejado un elocuente residuo.

Nos referimos a la cantidad de puntos concordantes que existen entre los tradicionalistas antisedevacantistas, como Mons. Williamson, y los liberales conciliares de toda cepa, conservadores o ultraliberales; todos ellos tienen una misma mirada en múltiples cuestiones.

La cantidad de puntos que el Obispo Williamson soslaya, oculta y tergiversa al presentar su comentario es tan grande que necesitaríamos un enorme espacio para señalarlos a todos, por lo que nos limitaremos a decir lo siguiente:

a) Mons. Williamson generaliza y pretende, desde esa inexacta generalización, dar por abarcados todos los detalles de la cuestión, y dejarla concluida, además.

b) Ni por asomo se atreve a discutir honestamente el asunto y opta por presentar una comparación, que ya dijimos es sustancialmente impropia.

Estas dos cosas las encontraremos a lo largo de todo su comentario.

¿Por qué no? Porque ambos están cometiendo el mismo error de exagerar la infalibilidad del Papa. ¿Por qué? ¿Es posible que sea porque ambos son hombres modernos que creen más en personas que en instituciones? ¿Y por qué debe ser esa una característica del hombre moderno? Porque más o menos a partir del Protestantismo en adelante, menos y menos instituciones han verdaderamente buscado el bien común, y más y más algún interés privado tal como el dinero (mi derecho sobre ti), lo cual por supuesto disminuye nuestro respeto por ellas. Por ejemplo, buenos hombres salvaron por un tiempo a la podrida institución moderna bancaria para que no tuviera inmediatamente todos sus perversos efectos, pero los podridos banksters actuales están finalmente mostrando lo que las instituciones malas del sistema bancario de reserva fraccional y de los bancos centrales eran, en sí mismos, desde el principio. El Diablo está en las estructuras modernas gracias a los enemigos de Dios y del hombre.

Quienes sostenemos la posición teológica de que la Sede está Vacante, ¿creemos más en PERSONAS que en INSTITUCIONES?

Quien esto escribe tiene la seguridad de que eso no es cierto. Al menos en lo personal no es así, sino que es más bien todo lo contrario.

Hay una notable contradicción en las palabras de Mons. Williamson, que no hace más que demostrar lo contrario de lo que el Obispo afirma.

En efecto; si, como él dice, cada vez menos instituciones han buscado el bien común, entonces eso es argumento equiparable y aplicable a la INSTITUCIÓN «Iglesia Conciliar», y NO al «Papa Conciliar», cualquiera que este fuese.

Y eso es justamente lo que afirmamos; obviamente esa institución apóstata que es la Iglesia Conciliar tiene una CABEZA, y esa cabeza es tan apóstata como la institución que preside y representa, lo cual es visible para cualquiera que tenga ojos.

Ergo… la posición sedevacantista no apunta obsesivamente a la persona de ningún personaje en particular, ni siquiera a la de Bergoglio, sino que se trata de una cuestión INSTITUCIONAL y doctrinal, en tanto que doctrinal es el problema.

Fue el Concilio Vaticano II una cosa INSTITUCIONAL y lo sigue siendo, y NO una acción PERSONALISTA de un «Papa» en particular.

Sucesivamente, sí, todos los que vinieron después de Roncalli, de infeliz memoria entre nosotros, adhirieron manifiestamente al ideario progresista y/o modernista que obtuvo carta de ciudadanía vaticana.

Pero la cuestión sigue siendo INSTITUCIONAL; y tanto es así que Roncalli ya ha tenido CINCO sucesores, uno seguidito del otro, y TODOS sostienen los mismo, esto es, las Nuevas Doctrinas emanadas del conciliábulo en cuestión, PROFUNDIZANDO CADA VEZ MÁS LA APOSTASIA.

Y si no… véase la progresión innegable. Roncalli fue MALO; más aún lo fue MONTINI; dejemos a LUCIANI que parece que por cuestiones internas de la secta lo pasaron a degüello; WOJTYLA fue mucho peor que los dos anteriores juntos; ni hablar de «la SERPIENTE» RATZINGER, tal y como lo llamaba Monseñor Lefebvre; y por último el encantador personaje que hoy rige los destinos de la secta conciliar, BERGOGLIO…, y después díganme si lo que afirma Williamson tiene pies y cabeza…

Entonces, es falso afirmar o intentar sugerir que quienes sostienen que la Sede Apostólica está vacante lo hagan obsesionados meramente en la cuestión de la PERSONA que pone su trasero en un determinado momento en cierto histórico sillón, como pretende inducir a pensar este (ya podemos decirlo) obispo tergiversador y mentiroso.

Pero además, dice Mons. Williamson que «El Diablo está en las estructuras modernas gracias a los enemigos de Dios y del hombre.» Ajá… y, ¿qué es sino una ESTRUCTURA MODERNA, la Iglesia Conciliar? O… ¿estará sugiriendo que la Iglesia Conciliar es una «ESTRUCTURA» tradicional? No lo aclara; sería bueno que lo aclare. Por SÍ, o por NO, digo… para una mejor inteligencia de todo lo que escribió en este ELEISON 374. Aquí hay trabajo para el sacerdote de la Resistencia Fláccida que interpreta las ambigüedades de Willi…

Ah… y «moderno»… SU ABUELA, MONSEÑOR… por las dudas.

Entonces es comprensible si los Católicos modernos han tendido a poner demasiada fe en el Papa y demasiada poca en la Iglesia, y aquí está la respuesta a ese lector que me preguntó por que yo no escribo sobre la infalibilidad de la misma manera que lo hacen los manuales clásicos de teología católica. Esos manuales son maravillosos a su manera, pero todos han sido escritos antes del Vaticano II y tienden a asignar al Papa una infalibilidad que pertenece a la Iglesia. Por ejemplo, la cumbre de la infalibilidad es pasible de ser presentada en esos manuales como una solemne definición por parte del Papa, o del Papa con un Concilio, pero de cualquier manera por el Papa. El dilema liberal-sedevacantista ha sido la consecuencia, y además como un castigo por esa tendencia a sobrevalorar la persona y subvalorar la institución porque la Iglesia no es una institución meramente humana.

Más burda no puede ser esta apariencia de realidad que nos regala Mons. Williamson; precisamente porque ponemos nuestra Fe en LA IGLESIA, y NO en la persona de nadie, es que decimos que es insostenible hoy en día decir que Bergoglio es un PAPA CATÓLICO.

Me dirán que, Mons. Williamson NO DICE que Bergoglio es un Papa católico. ¿NO? ¿Y qué dice entonces? ¿Que NO LO ES?

Veamos; O Bergoglio ES un Papa Católico o NO lo es. Mejor dicho, para hacer las cosas más sencillas, ES CATÓLICO o NO LO ES.

Si Bergoglio NO ES CATÓLICO, entonces no es un verdadero Papa de la verdadera Iglesia de Cristo.

A menos que debamos admitir que Mons. Williamson cree que un, digamos un LUTERANO puede ser CABEZA DE LA VERDADERA IGLESIA DE CRISTO. ¿Qué?… ¿Que Bergoglio es luterano? NO… Es peor que eso: es Modernista.

Este obispillo inglés ya debería dejar de dar vueltas a las cosas y decir con toda claridad si cree o no cree que Bergoglio es católico.

Puede verse nítidamente el falso planteo de Mons. Williamson. Parece que él acaba de descubrir una doctrina nueva en materia de dogma, y más precisamente en derredor del Dogma de la Infalibilidad Pontificia. Seguidamente plantea la enorme gansada de un supuesto dilema «liberal-sedevacantista», que únicamente puede ver él.

La cuestión es completamente distinta, casi diríamos que inversa.

Los que SOBRE VALORAN la categoría de Pontífice llegando incluso al grado de PAPOLATRÍA en algunos casos, no son precisamente los sedevacantistas, sino, quienes no lo son.

Son ellos los que sostienen que un Papa goza de INFALIBILIDAD de tal modo que es imposible que caiga en herejía y en algunos casos hasta sostienen que es imposible que yerre en ninguna cuestión.

Los antisedevacantistas de la tradición, en particular, creen que los Papas Conciliares se equivocan, lo cual no está mal; pero piensan que incluso si se equivocan en cuestiones de Doctrina y aun si lo hacen de modo permanente y pertinaz (durante décadas) sosteniendo doctrinas que son contrarias por completo al Dogma Católico, continúan siendo Papas. Y esto es lo insostenible, y no la paparruchada de que habla Williamson.

Porque no se trata de que un Papa haya cometido ALGUNA VEZ un error doctrinal hablando coloquialmente o en alguna audiencia o catequesis particular. ¡¡¡Se trata de TODO UN «MAGISTERIO» DE APOSTASÍA CONSTANTE de más de CINCUENTA AÑOS !!!

Pues, primero, el casquete de nieve que es el Magisterio Solemne sobre la montaña que es el Magisterio Ordinario, es su cumbre solamente de una manera muy limitada – es totalmente sostenido por la cumbre rocosa por debajo de la nieve. Y, segundo, por el más autorizado texto de la Iglesia sobre la infalibilidad, la Definición del Concilio verdaderamente católico que fue el Vaticano I (1870), sabemos que la infalibilidad del Papa proviene de la Iglesia y no a la inversa. Cuando el Papa compromete todas las cuatro condiciones necesarias para la enseñanza ex cathedra, entonces, dice la Definición, él posee «aquella infalibilidad de la que el Divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina.» ¡Pero por supuesto! ¿De donde más puede provenir la infalibilidad sino de Dios? Los mejores de los seres humanos, y algunos Papas han sido muy buenos seres humanos, pueden ser inerrantes, es decir no cometer errores, pero siempre que tienen el pecado original no pueden ser infalibles como Dios sólo puede serlo. Si ellos son infalibles, la infalibilidad debe provenir a través, pero desde el exterior, de su humanidad, desde Dios que elige concederla a través de la Iglesia católica, y esa infalibilidad necesita ser un regalo solamente momentáneo, por la duración de la Definición.

El «casquete de nieve» de que habla este obispo es hoy BERGOGLIO, y la «montaña» es el magisterio surgido de las enseñanzas de la Iglesia Conciliar. Es tan gracioso todo esto… ¿Conoce acaso algún lector alguna MONTAÑA que tenga un CASQUETE DE NIEVE que sea la cumbre de esa montaña, pero que lo sea sólo de una manera «MUY LIMITADA»?

La extraña montaña de Mons. Williamson parece algo surrealista…, una la mira y «tiene casquete», y al rato nomás… «no tiene casquete»; «tiene casquete»… «no tiene casquete»…, como si dependiendo del momento se quedara sin cumbre… OPS!!! La montaña Conciliar tiene una cumbre de nieve muy limitada, según parece. Será por los cambios… de estación.

Lo que ocurre en realidad es sencillo de entender. La MONTAÑA CONCILIAR para Mons. Williamson ES LA IGLESIA.

He aquí el meollo de la cuestión.

Mientras que nosotros DIFERENCIAMOS y hablamos de dos montañas distintas, una LA IGLESIA CATOLICA y otra LA IGLESIA CONCILIAR, Mons. Williamson habla de UNA SOLA. Para él SON LA MISMA. Debe ser por eso que la nieve va y viene en su nublada mentalidad episcopal.

Y queda nuevamente en «off side», Mons. Williamson, por sus propias palabras. Si la Infalibilidad de los Papas proviene de la Infalibilidad de la Iglesia, mucho más aún en favor de la tesis sedevacantista. Y si la Infalibilidad proviene de Dios, mucho más claro todavía.

Si Dios concede a ciertos hombres ese don de la Infalibilidad en materia de cuestiones de DOCTRINA y COSTUMBRES, sencillamente con el ejemplo actual de Bergoglio alcanza y sobra para considerar como muy posible y probable que la Sede Apostólica se encuentre en estado de VACANCIA, o deberá Mons. Williamson admitir que, en alguna parte, hay algo que no cuadra.

Por consiguiente, fuera de los momentos ex cathedra de un Papa, nada le impide hablar disparates tal como la nueva religión del Vaticano II. Por consiguiente ni los liberales ni los sedevacantistas necesitan o deben prestar atención a tales disparates porque, como dijo Monseñor Lefebvre, ellos tienen 2000 años de enseñanza Ordinariamente infalible de la Iglesia con lo cual juzgar que son disparates.

CINCUENTA AÑOS DE DISPARATES, y una pendiente sostenida de continua apostasía no parecen bastarle a este monseñor inglés para concluir, en buena lógica, que, si es que hay una «NUEVA RELIGIÓN DEL VATICANO II» (¡Mons. WILLIAMSON LO DICE!…y vaya si la hay), y si esa religión nueva tiene una cabeza visible, y si esa cabeza visible se llama Jorge Mario Bergoglio, este no puede ser al mismo tiempo CABEZA DE LA VERDADERA IGLESIA DE CRISTO, a menos que la lógica y el buen sentido hayan desaparecido de la faz de la tierra.

Y si en ayuda de la tesis williamsoniana se nos viene alguien agitando el CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO del año 1917… ¡que se lo vayan a mostrar al incoherente Mons. Williamson que, en este ELEISON 374, se ha despachado con la lindeza de afirmar que «aquí está la respuesta a ese lector que me preguntó por que yo no escribo sobre la infalibilidad de la misma manera que lo hacen los manuales clásicos de teología católica. Esos manuales son maravillosos a su manera, pero todos han sido escritos antes del Vaticano II y tienden a asignar al Papa una infalibilidad que pertenece a la Iglesia

Con la misma autoridad de Mons. Williamson (que, además, sostiene que no tiene ninguna, ya que carece «de la necesaria jurisdicción que sólo las autoridades romanas pueden otorgar», según él afirma) nosotros diremos, entonces, que el CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO del año 1917 es maravilloso a su manera, pero ha sido elaborado antes del Vaticano II y carece de perspectiva histórica y del conocimiento de los hechos ocurridos desde la invasión modernista de Roma; razón por la cual no podía prever los acontecimientos actuales, y mucho menos establecer canónicamente una solución para una situación de APOSTASÍA GENERALIZADA propiciada desde la mismísima ROMA.

Además, de que nos parece que se trata de una muy atrevida y NOVEDOSA POSICIÓN, la de Mons. Williamson, respecto del Dogma de la Infalibilidad Pontifica, nos parece también que el obispo inglés VE LO QUE NADIE JAMÁS HABÍA VISTO HASTA AHORA.

Me explico:

Primero, Mons. Williamson desacredita, o pretende hacerlo, lo que se ha enseñado en referencia al Dogma en cuestión en manuales o libros ANTERIORES al Concilio… ¡CARAY! ¿Acaso deberemos recurrir a los que fueron escritos DESPUÉS del Concilio Vaticano II? ¿NO? Ah… y, entonces, ¿deberemos recurrir… a las enseñanzas de quién?, ¿únicamente a las suyas propias?

Por otro lado… ¿Es cierto que TODOS esos manuales tienden a asignar al Papa una infalibilidad que pertenece a la Iglesia? Mons. Williamson hace en este caso una afirmación que NO DEMUESTRA, y no se trata de cualquier cosita sin importancia. Tal afirmación es grave.

Nuevamente, la realidad es otra; y retornando al tema principal no hace sino demostrar todo lo contrario de lo que el inglés propone.

Ah… pero claro; después de todo, lo que Mons. Williamson propone es justamente lo que cree, enseña y difunde la NEO-FSSPX, con Bernard FELLAY a la cabeza. Por supuesto, no debemos olvidarlo, en el fondo, los cuatro obispos son de un mismo sentir.

Acabado este asunto, terminada la debussyana suite y consumido el agradable brebaje, hemos recuperado el humor, de modo que solamente nos quedaría despedirnos con un, hasta la próxima…, o mejor, hasta el próximo disparate. Pero la gravedad del asunto lo impide.

Epílogo y advertencia

Hemos leído con particular interés unas objeciones realizadas a Mons. Williamson en el blog catholicapedia.net. Tomamos algunas de ellas y las agregamos aquí, porque nos parece que tienen que ver y mucho con lo que hemos dicho acerca del ELEISON 374 y de la posición asumida por Mons. Williamson.

De una lectura detenida se obtendrán interesantes conclusiones. El encabezado, y los destacados son nuestros.

El sistema que Mons. Williamson recomienda a los católicos es protestante

Hemos visto que M Williamson sostiene que: «Por consiguiente, fuera de los momentos ex cathedra de un Papa, nada le impide hablar disparates tal como la nueva religión del Vaticano II. Por consiguiente ni los liberales ni los sedevacantistas necesitan o deben prestar atención a tales disparates porque, como dijo Monseñor Lefebvre, ellos tienen 2000 años de enseñanza Ordinariamente infalible de la Iglesia con lo cual juzgar que son disparates

Esto es inaceptable.

Se trata de una pretendida posición intermedia entre lo que Mons. Williamson juzga son dos extremos, en uno de los cuales coloca a la posición sedevacantista. Ya hemos dicho que esa es una impropia y falsa manera de plantear las cosas.

Lo que procura Mons. Williamson es continuar sosteniendo que la Iglesia Conciliar es la Iglesia Católica y que los Papas Conciliares son Papas verdaderos; pero, al mismo tiempo, poder elegir en cuáles cosas seguirlos y en cuáles no. Como veremos, esa norma williamsoniana no es nueva; es protestante, y conduce al cisma y a la herejía.

«El sistema del Obispo Williamson de pasar por el tamiz de la TRADICIÓN el Magisterio actual de los «Papas Conciliares» para determinar su conformidad con la tradición, invierte por completo la regla católica de la fe, que es que la Iglesia es DOCENTE.

Su sistema es esencialmente el mismo que el de los protestantes.

Estos argumentan que cada individuo debe decidir por sí mismo cual es la verdadera interpretación de las Escrituras. Por su parte Williamson dice que los católicos deben decidir por sí mismos lo que creen que está de acuerdo con la tradición o que no lo está.

Tal norma de fe es exactamente lo que el protestantismo propone y lo que el protestantismo es: una reunión de personas que no tienen unidad de la fe, que discuten constantemente acerca de lo que dicen las Escrituras, y que se dividen en un gran número sectores cada uno con su propia creencia.

Hay muchos ejemplos en la historia de la Iglesia católica de esta apelación a poner a la TRADICIÓN por encima del Magisterio; y eso ha dado lugar a graves errores.

Los donatistas se convirtieron en cismáticos, por ejemplo, porque pensaban que la Iglesia se equivocó al aceptar como válidos los sacramentos de los que habían caído en la apostasía durante la persecución.

Los griegos entraron en el cisma en el siglo XI por decir, entre otras cosas, que el uso de pan sin levadura en el rito romano no era tradicional, y por lo tanto no era válido.

También rechazaron la primacía papal, argumentando que no era tradicional.

Los viejos católicos del siglo XIX también rechazaron el Dogma Católico de la infalibilidad papal, argumentando que no era tradicional.

Incluso los modernistas sostienen que la Iglesia Católica ha desarrollado con el tiempo algunas cosas que no se pueden encontrar en la Iglesia primitiva, y que no son tradicionales. Toda la reforma litúrgica de la década de 1960 se basó en una falsa noción del arqueologismo.

Los modernistas sostienen que los períodos medieval y Tridentino crearon una liturgia que no estaba de acuerdo con la tradición primitiva.

Los feeneystas dicen que la doctrina católica del bautismo de sangre y el bautismo de deseo no puede conciliarse con la tradición, y que se trata de un invento del siglo XIX.

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El error central del obispo Williamson es éste: que él separa la infalibilidad y la indefectibilidad de la Iglesia Católica Romana, de la jerarquía de esa misma Iglesia, y la transfiere al discernimiento [tamiz] de los fieles.

Es contrario a la constitución de la Iglesia rechazar el Magisterio Ordinario Universal como falso, mientras que al mismo tiempo se acepta la jerarquía que lo promulga como verdadera jerarquía católica romana. La idea del magisterio ordinario universal del obispo Williamson es falsa y muy peligrosa, ya que conduce al católico a creer que toda la Iglesia docente, el Romano Pontífice con todos los obispos, puede enseñar el error en asuntos que pertenecen a la fe.

El obispo Williamson, además, ha perdido una perspectiva más amplia que es absolutamente fundamental: ¿Desde el Concilio Vaticano II y sus reformas, ha habido un cambio sustancial de la fe católica, o sólo cambios accidentales? Dicho de otra manera: ¿La religión que hallo en mi parroquia que funciona bajo la orientación y aprobación del «Papa» Francisco, y del «obispo» local Novus Ordo, es la Religión Católica? Dicho aún de otra manera: ¿Llegaré al cielo practicando la religión que me ofrecen quienes, según el obispo Williamson, son el «papa» y los «obispos» católicos romanos? ¿Es esta religión agradable a Dios, o le es desagradable? ¿Es la religión verdadera o es una religión falsa?

La asistencia del Espíritu Santo prometida al Papa y a la jerarquía, Mons. Williamson quiere transferirla a los fieles creyentes, asegurando supuestamente de esta manera la infalibilidad del magisterio por el consentimiento y la aceptación de los fieles. En ese sistema, uno puede tener un Papa y una jerarquía defectibles, y al mismo tiempo una Iglesia infalible e indefectible.

La noción de Mons. Williamson, que propone ese «filtrado» por el tamiz de la TRADICIÓN, es caldo de cultivo potencial (no tan potencial, por desgracia) de la herejía y el cisma, y pone a los católicos tradicionales que siguen al obispo inglés en un camino peligroso.«