IESUS CHRISTUS 121: INFORME ESPECIAL DE RADIO CRISTIANDAD

Iesus 121

La tapa del número que comentamos muestra una fotografía y un título que constituyen toda una definición de la situación actual de la FSSPX: Se lo ve a Monseñor Marcel Lefebvre de perfil, con la mirada elevada al gran Crucifijo ubicado en el exterior del Seminario Internacional San Pío X, en Écône; la cabeza entornada no permite ver su rostro, que se adivina —sin embargo— dirigiendo una mirada de súplica al Divino Redentor; sus hombros se notan caídos, como agobiados, y en su puño cerrado se percibe una angustia solamente soportada por la Esperanza. Toda la imagen responde a las palabras insertas en la instantánea; Monseñor Lefebvre parece dirigirle al Señor, entre lamentaciones, la pregunta del epígrafe: “¿A dónde va la Fraternidad San Pío X?”.

La respuesta a este interrogante la seguimos esperando, aunque parece que sólo podremos conocerla a partir de los hechos que se vayan suscitando en estos momentos definitorios, no sólo para la vida de la FSSPX, sino de la misma Santa Iglesia Católica. Entre tanto, y desde una posición de amor y preocupación por la Sagrada Esposa de Cristo, nos animamos a desmenuzar los diversos artículos de este ejemplar de la Revista oficial del Distrito América del Sur de la FSSPX, que exhiben un contenido tremendamente significativo en cuanto a los recientes eventos concernientes a las relaciones entre la Fraternidad y el Vaticano. Que el Espíritu Santo nos asista en esta empresa, a nosotros y a todos los que se interesen por estas cuestiones con la misma disposición de corazón que debemos tener frente a estos acontecimientos.

Los comentarios refieren, en principio y sin limitarnos a ellos, a los pasajes que hemos resaltado en la reproducción de los diversos artículos que realizáramos en nuestro blog, y los desplegamos en el mismo orden en que aparecen en la revista —sin temor de parecer reiterativos en algunos casos— para un mejor seguimiento del análisis.

¿Y AHORA?

Por el R. P. Christian Bouchacourt

I)… este documento, que si bien es imperfecto, constituye un acto valiente del Papa Benedicto XVI,…

Comienza por delatar la imperfección del decreto papal del 21 de Enero de 2009; esta imperfección —de enorme magnitud, como veremos, apreciación que no se hace en el editorial— no se condice con la exultante aceptación manifestada en la carta del 29 de Enero, y no permite calificar el dictado del decreto como “un acto valiente”. ¿Qué tiene de “valiente” la emisión de un decreto viciado, corroído por el engaño y la hipocresía, y que “… no responde ni a la verdad ni a la justicia,… ”? (Reportaje a Monseñor de Galarreta, página 19 de la Revista).

II)… esta censura era nula,… de modo que no tenemos necesidad de ser absueltos de ella, ya que no existe.

La definición acerca de la naturaleza de las excomuniones es exacta, así como la inviabilidad de la absolución, lo cual hace más incomprensible el modo gozoso en que se respondió a la decisión papal.

III)Sin embargo, el decreto del 21 de enero de 2009 es bienvenido porque en los hechos la Tradición estaba netamente excomulgada por el antiguo decreto.

O sea: lo único que se buscaba, era que en los hechos se “levantara” la excomunión de la Tradición. ¿Es que no resulta absolutamente evidente que la Tradición sigue excomulgada? Leamos la carta de la Secretaría de Estado del Vaticano, del 5 de Febrero de 2009:

A raíz de las reacciones suscitadas por el reciente Decreto de la Congregación para los Obispos, con el que se levanta la excomunión a los cuatro prelados de la Fraternidad San Pío X, y en relación con las declaraciones negacionistas o reduccionistas de la Shoah por parte del obispo Williamson, de dicha Fraternidad, se considera oportuno aclarar algunos aspectos de la cuestión.

1. Remisión de la excomunión.

“…

El levantamiento de la excomunión ha liberado a los cuatro obispos de una pena canónica gravísima, pero no ha cambiado la situación jurídica de la Fraternidad San Pío X, que por el momento no goza de reconocimiento canónico en la Iglesia católica. Los cuatro obispos, a pesar de haber sido liberados de la excomunión, tampoco tienen una función canónica en la Iglesia y no ejercen lícitamente un ministerio en ella.

2. Tradición, doctrina y Concilio Vaticano II.

Para un futuro reconocimiento de la Fraternidad San Pío X es condición indispensable el reconocimiento pleno del Concilio Vaticano II y del Magisterio de los Papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y del mismo Benedicto XVI.

Las manifestaciones del Cardenal Bertone no dejan lugar a dudas en cuanto a que en los hechos los cuatro obispos siguen, para la Curia (y para el mundo), fuera de la Iglesia. Y en cuanto a la Tradición, son también terminantes las expresiones que vuelca en el punto que contiene en su título la palabra “Tradición”, cuyo primer párrafo es una bofetada a quien se atreva a sostener —como corresponde— que el Concilio Vaticano II no respeta la Sagrada Tradición.

IV)Este decreto es muy deplorable en cuanto que no ha declarado nulo el de 1988; pero, por otra parte, es comprensible que Roma desee guardar la compostura y no desdecirse, dando pie para menguar un poco más una autoridad que ya está puesta en tela de juicio.

Aquí se precisa un poco más la calificación del decreto, lo cual, como dijimos, se contradice con la aceptación y exaltación que ha merecido de la jerarquía de la FSSPX (Ver punto 1). De inmediato se muestra condescendencia con la preservación de la dignidad de Roma; esta declinación expresa de la santa crítica a la cúpula modernista de la Iglesia, no es coherente con la posición mantenida por Monseñor Marcel Lefebvre desde el principio de su lucha, siendo el fundador de la FSSPX el primero en poner en tela de juicio la autoridad de la Roma herética.

En realidad, el desdecirse es una de las características conciliares de la Curia actual, patente en la carta de la Secretaría de Estado del 5 de Febrero y en la constante contradicción con la doctrina bimilenaria de la Santa Iglesia Católica.

Para muestra de los “desdecires” y contradicciones:

a) Carta de Su Santidad Benedicto XVI a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la remisión de la excomunión de los Cuatro Obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre, del 10 de Marzo de 2009 (versión de la página WEB de la Santa Sede):

En nuestro tiempo, en el que en amplias zonas de la tierra la fe está en peligro de apagarse como una llama que no encuentra ya su alimento, la prioridad que está por encima de todas es hacer presente a Dios en este mundo y abrir a los hombres el acceso a Dios. No a un dios cualquiera, sino al Dios que habló en el Sinaí; al Dios cuyo rostro reconocemos en el amor llevado hasta el extremo (cf. Jn 13,1), en Jesucristo crucificado y resucitado.

b) Audiencia general del miércoles 20 de Mayo de 2009 (ANSA, EFE y AFP, según nuestra entrada del 21 de Mayo):

Es esto —según el Papa— lo que judíos, cristianos y musulmanesestán llamados a testimoniar para honrar con los hechos al Dios al que rezan con los labios”.

Todos los creyentes deben abandonar prejuicios y deseos de dominación y practicar juntos el mandamiento fundamental: amar a DIOS de todo corazón y amar al prójimo como a ti mismo.

Se nombra a una deidad a la que rezan los judíos y los musulmanes. Este DIOS no es Jesucristo; ni siquiera es su Padre…

V)Nuestra alegría, con todo, no es completa, porque nuestro Fundador, Monseñor Lefebvre, no ha sido explícitamente rehabilitado;…

Vuelve a manifestarse la alegría ante un hecho lamentable, reconociéndose que Monseñor Lefebvre (y con él la Sagrada Tradición) no ha sido rehabilitado. Cabe preguntarse cómo habrían procedido, tanto Roma cuanto la Fraternidad, si Monseñor Lefebvre continuase con vida; cabe hacerse esta pregunta porque se conoce la respuesta, por lo menos en cuanto a este último: El Fundador de la FSSPX habría rechazado con santa energía el decreto del 21 de Enero, reclamando la declaración de su inocencia y no un gesto falsamente benévolo, que les cabe única y propiamente a los culpables de delitos canónicos.

VI)Si quieren que volvamos a hablar, en ese momento seré yo quien pondré las condiciones… Si no aceptan la doctrina de vuestros predecesores, es inútil hablar”.

Esta es —como resulta evidente y recuerda el editorial— la firmísima posición mantenida siempre por Monseñor Marcel Lefebvre; ¿Cómo se interpreta hoy que esa posición se mantiene en la Fraternidad, y que ha sido respetada por Roma en estos aconteceres? Veamos:

VII)Después de haber esperado más de veinte años, es el propio Papa quien convoca a estas discusiones doctrinales: «Hasta que las cuestiones relativas a la doctrina no se aclaren, la Fraternidad no tiene ningún estado canónico en la Iglesia, y sus ministros, no obstante hayan sido liberados de la sanción eclesiástica, no ejercen legítimamente ministerio alguno en la Iglesia».”

Es clarísimo que las condiciones las pone Roma; el Vaticano convoca a las discusiones doctrinales, pero lo hace imponiendo sus requisitos. El editorial transcribe el quinto párrafo de la carta de Benedicto XVI del 10 de Marzo de 2009:

Quien quiere ser obediente al Concilio, debe aceptar la fe profesada en el curso de los siglos y no puede cortar las raíces de las que el árbol vive.

Sin embargo, el editorialista omite la frase inmediata anterior del párrafo transliterado:

Pero a algunos de los que se muestran como grandes defensores del Concilio se les debe recordar también que el Vaticano II lleva consigo toda la historia doctrinal de la Iglesia.”

Es decir: “Vamos a interpretar el Vaticano II a la luz de la Tradición, pero con la precisión previa de que el Concilio lleva consigo TODA la historia doctrinal de la Iglesia” (incluyendo la Tradición, por supuesto). He aquí la gran condición puesta por Benedicto XVI.

Por lo demás, vale la pena preguntarse por qué es “el propio Papa quien convoca a estas discusiones doctrinales… ”; no se ha hecho público el texto de la carta de Monseñor Fellay al Cardenal Castrillón Hoyos del día 15 de Diciembre de 2008, que podría dar algún indicio sobre el particular, pero sí conviene recordar ahora el contenido del “ultimátum” que le remitiera el Presidente de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei al Superior de la FSSXP el día 4 de Junio del año 2008 (https://radiocristiandad.wordpress.com/2008/07/02/comunicado-de-prensa-de-la-fsspx/). Esta intimación contenía cinco exigencias, a saber:

a) Dar una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa;

b) Evitar toda intervención pública que no respete la persona del Santo Padre y que sea negativa para la caridad eclesial;

c) Evitar toda pretensión de [ejercer] un magisterio superior al Santo Padre y no presentar la Fraternidad en contraposición con la Iglesia;

d) Demostrar una voluntad de actuar honestamente en completa caridad eclesial y respetando la autoridad del Vicario de Cristo;

e) Respetar la fecha —fijada para 28 de junio, víspera de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, ‘el día del Papa’ e inicio del Año Paulino— para responder positivamente. Esta era una condición solicitada y necesaria como preparación inmediata para la adhesión para tener la plena comunión.

Cuando el “vaticanista” Andrea Tornielli publicó este documento en el diario italiano Il Giornale el 23 de Junio del año pasado, sostuvo que estas condiciones, de ser aceptadas, concluirían con la definitiva incorporación de la FSSPX a la Iglesia Católica mediante la formula canónica de Prelatura personal, similar a la del Opus Dei, que le permitiría “seguir en su actividad de formar seminaristas y sacerdotes” y le daría autonomía para la celebración de la liturgia según el Motu Proprio Summorum Pontificum, es decir en latín y de acuerdo al Misal de 1962.

En el comunicado de prensa difundido por la FSSPX a principios de Julio de 2008, se respondía textualmente a este documento del Cardenal Castrillón Hoyos:

Se observará que el carácter muy genérico, por no decir vago, de las exigencias formuladas coincide singularmente con la urgencia de un ultimátum. Estas condiciones parecen ordenarse a obtener un clima favorable para un diálogo ulterior, más que comprometerse concretamente sobre puntos determinados. La Fraternidad San Pío X desea que este diálogo se establezca a nivel doctrinal y tome en cuenta todas las cuestiones que, si fuesen eludidas, harían correr el riesgo de que caducase un estatuto canónico fijado precipitadamente. Considera [además] que el previo levantamiento de la excomunión de 1988 favorecería la serenidad de tal diálogo.

La Fraternidad San Pío X no tiene pretensión de ejercer un magisterio superior al del Santo Padre ni busca oponerse a la Iglesia. Siguiendo a su fundador, intenta transmitir lo que ha recibido, es decir, “lo que ha sido creído siempre, en todas partes y por todos”. Hace suya la profesión de fe que Monseñor Marcel Lefebvre dirigió a Pablo VI el 24 de septiembre de 1975: “Jesucristo confió a su Vicario la carga de confirmar a sus hermanos en la fe y reclama de él velar para que cada obispo guarde fielmente el depósito, conforme a las palabras de San Pablo a Timoteo”.

Este es el sentido en que Monseñor Fellay ha respondido al ultimátum, por medio de una carta al Papa Benedicto XVI el jueves 26 de junio de 2008. Al día siguiente el Cardenal Castrillón Hoyos acusó sin más recepción de esta respuesta.

No se harán ulteriores comentarios hasta que la situación así lo aconseje.

Ahora bien;

A) Los acontecimientos suscitados desde Enero del corriente año con respecto a las relaciones entre la Curia y la FSSPX, ¿no se parecen sospechosamente a las condiciones de aquel “ultimátum”? (salvo el cumplimiento de la fecha límite, claro está).

B) El comunicado de prensa de la FSSPX transcripto más arriba, ¿no es un precedente donde ya se prefiguraba lo que ocurrió el 29 de Enero, en la carta de respuesta de los cuatro Obispos al decreto del Papa?

C) El dar una respuesta proporcionada a la generosidad del Papa, ¿no es la esencia de esa respuesta oficial?

D) Aquella entrevista del día 11 de Mayo de 2001, concedida por Monseñor Bernard Fellay al diario valesano La Liberté, publicada en DICI nº 8, el 18 de mayo del mismo año, y recordada por el Padre Basilio Méramo en la carta de respuesta al mismo Superior —por su expulsión de la FSSPX— del 14 de Abril del corriente año (http://tradidiquodaccepi.blogspot.com/2009/04/carta-monsenor-fellay-en-respuesta-mi.html); aquella entrevista —reiteramos— donde el Superior General de la Fraternidad afirmaba: «Nosotros guardamos en un 95% el Concilio Vaticano II», ¿no prefiguraba la frase “… aseguramos a vuestra Santidad, como Ella espera, ‘no ahorrar ningún esfuerzo para profundizar en las conversaciones necesarias con la Autoridad de la Santa Sede las cuestiones abiertas’.”?

E) Las expresiones del Sumo Pontífice que figuran en el párrafo que da comienzo a este punto 7, ¿no son un resumen perfecto del “ultimátum”?

F) La situación en que queda la FSSPX en vista de las conversaciones doctrinales inminentes, ¿no constituyen el clima favorable para un diálogo ulterior, que se menciona en el comunicado de prensa de Julio de 2008?

G) La carta de agradecimiento, ¿no le evita a Roma comprometerse concretamente sobre puntos determinados, al contrario de lo que siempre destacaba como imprescindible Monseñor Marcel Lefebvre?

H) El “retiro” de las excomuniones (ya que no su levantamiento liso y llano, previa declaración de su intrínseca nulidad), ¿no es el punto clave que facilita la serenidad del diálogo?

I) La nula precisión de las autoridades de la FSSPX acerca de las exigencias doctrinarias que se le deben plantear al Vaticano (Lefebvre dixit), ¿no significa acatar a Roma, en cuanto a renunciar a la pretensión de ejercer un magisterio superior (el de la Santa Iglesia Católica) al del Santo Padre (el de este o aquél Santo Padre)?

J) El estado de situación que aconsejaría la realización de los ulteriores comentarios al “ultimátum” (y los propios comentarios), ¿no son los actuales?

Preguntas claves y delicadas; respuestas necesarias y postergadas…

Para concluir, véanse las variaciones intrínsecas entre los sucesivos contenidos de las Cartas a los Amigos y Benefactores, suscriptas por Monseñor Bernard Fellay,

a) Nº 72; http://www.fsspx-sudamerica.org/secciones/carta72.html.

b) Nº 73; http://www.fsspx-sudamerica.org/secciones/rosarios2008.html y

c) Nº 74; http://www.fsspx-sudamerica.org/secciones/carta74.html.

VIII)Monseñor Fellay, como digno sucesor de Monseñor Lefebvre, desea que los textos conciliares sean pasados por la criba de la Tradición: “Lejos de querer detener la Tradición en 1962, deseamos considerar el Concilio Vaticano II y la enseñanza posconciliar a la luz de esta Tradición… De este modo saldrán a la luz las ambigüedades y los errores que pululan en muchos textos conciliares.

Este pasaje es una respuesta al siguiente fragmento de la carta de Benedicto XVI a los Obispos de la Iglesia Católica sobre la remisión de las excomuniones, del 10 de Marzo del corriente año:

No se puede congelar la autoridad magisterial de la Iglesia al año 1962, lo cual debe quedar bien claro a la Fraternidad.”

Se están refiriendo a cosas distintas: El Papa está hablando del Magisterio y Monseñor Fellay de la Tradición; sin embargo, ambas fuentes de la doctrina católica han fijado (“congelado” en el mundano estilo de Benedicto XVI), toda la enseñanza infalible no manifestada en la revelación pública, desde los tiempos de la muerte del Apóstol San Juan hasta que fue necesario. Todo lo declarado infaliblemente, ha sido establecido de una vez y para siempre, por lo que se encuentra afianzado para toda la eternidad. Y esta invariabilidad de la fe exige —en el lenguaje del Vaticano— “descongelar” la doctrina, con la carga negativa que este verbo impropio conlleva. Esta pretensión de “movilizar” los dogmas, constituye específicamente el intento (hasta ahora exitoso) de detener la Tradición, no permitiéndole continuar marcando senderos en la vida de la Iglesia.

No es caprichosa la elección del año 1962 para determinar el punto a partir del cual la Curia vocifera “¡no pasarán!”; además de que el 11 de Octubre de ese año se inauguró la primera sesión del Concilio, en 1962 se promulgó el Misal de Juan XXIII, que contiene las primeras modificaciones a la Santa Misa Tridentina, y es el misal cuyo uso restringido fue permitido por el Motu Proprio Summorum Pontificum.

A la luz de lo expuesto hasta aquí y en los puntos anteriores, la afirmación de la última frase del pasaje que da inicio a este punto, aparece como la más utópica de toda la Revista.

IX)… el fin primero de las discusiones de la de la Fraternidad San Pío X con Roma no radica en la obtención de un estatuto canónico para ella misma sino realizar un servicio a favor de la Iglesia, ayudando a las autoridades eclesiásticas a que vuelvan a la Tradición… ¡La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no trabaja para ella misma sino para la Iglesia!

Hay una oportuna distinción: Son las autoridades de la Iglesia, y no la misma Esposa de Cristo, quienes deben volver a la Tradición.

Cuando acabe este proceso, y la FSSPX haya obtenido el estatuto canónico que los antecedentes auguran, se podrá ver el estilo y magnitud de lo que se ha hecho desde el seno de la Fraternidad para la Iglesia, y sabremos si fue un servicio a favor o… ¡Dios nos ampare!

X)… Dios recompensará el innegable valor que Benedicto XVI ha manifestado concediendo los dos presupuestos que le solicitaba la Fraternidad, y que lo dotará de las fuerzas y luces necesarias para concretar una restauración que parece imposible desde el punto de vista humano.

Como veremos en los análisis de otros artículos de la revista, Benedicto XVI no ha concedido ninguno de los dos presupuestos que le solicitaba la Fraternidad, lo cual implica la ausencia absoluta de exigencia de coraje para promulgar lo promulgado; lo único valedero de la expresión anterior, es que estamos ante una restauración imposible desde el punto de vista humano.

XI) “[El decreto sobre las pretendidas excomuniones] Generó una indecible oposición no sólo contra la Fraternidad Sacerdotal San Pío X sino también contra el papado y fue llevada adelante por episcopados enteros, como es el caso del de Alemania. Es claro que cuanto más el Papa quisiera alejarse del espíritu del mundo y de sus principios para acercarse a la Tradición católica, otro tanto tendrá que sufrir la persecución… “Si el mundo os odia, sabed que antes me ha odiado a mí (…) Si me han perseguido, también os perseguirán”.

Es singular y acertadísima la identificación que se hace en este punto entre muchos episcopados y el espíritu del mundo.

No es propiamente una persecución lo que está sufriendo Benedicto XVI; al Sumo Pontífice se lo está acosando para que profundice aún más el espíritu mundano en la Iglesia (el espíritu del Concilio Vaticano II) y para que se aleje más aún de la Tradición. El mundo procede así no porque crea que el Papa vuelve a la Tradición, sino porque sabe que en ese aspecto no hay retorno, y espera que el Santo Padre vaya mucho más allá en la consolidación modernista, con tácticas sutiles que aparentan ser concesiones y no son más que paños tibios para adormecer a los tradicionalistas.

XII)Los acontecimientos recientes arrojan un haz de luz sobre la profecía de la Virgen en Fátima: ‘El Papa tendrá mucho que sufrir’.”

Coherentemente con el punto anterior, lo que profetizó Nuestra Señora en Fátima, no se ha concretado en las convulsiones del presente; y aquí ya se empieza a comprometer en el desaguisado a la Madre de Dios.

XIII)… los superiores son los únicos que tienen las gracias de estado para guiarnos en las numerosas emboscadas que nos rodean. Sepamos que tienen conciencia ante Dios de los deberes que les incumben, en aras de ayudar a Roma a volver a la Tradición gracias a estas discusiones doctrinales que se anuncian.”

La primera afirmación de este pasaje tiene un asidero precario; no por ser superiores de una congregación religiosa, ciertos clérigos gozan exclusivamente de gracias especiales para afrontar las terribles emboscadas del modernismo. Muchas almas sencillas han sido instrumento de Dios Nuestro Señor para el cumplimiento de grandes empresas católicas; Santa Juana de Arco, por ejemplo. Las gracias de estado son el entorno normal de la habilidad para afrontar la lucha con el mundo, pero muchas veces sus depositarios fracasan allí donde los corazones humildes triunfan misteriosamente:

Por aquel tiempo Jesús dio una respuesta, diciendo: «Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque encubres estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las revelas a los pequeños».” (Mt. XI, 25)

Dice Monseñor Juan Straubinger comentando este pasaje:

El Evangelio no es privilegio de los que se creen sabios y prudentes, sino que abre sus páginas a todos los hombres de buena voluntad, sobre todo a los pequeñuelos, esto es, a los pobres en el espíritu y humildes de corazón, porque «aquí tienen todos a Cristo, sumo y perfecto ejemplar de justicia, caridad y misericordia, y están abiertas para el género humano, herido y tembloroso, las fuentes de aquella divina gracia, postergada la cual y dejada a un lado, ni los pueblos ni sus gobernantes pueden iniciar ni consolidar la tranquilidad social y la concordia» (Pío XII en la Encíclica ‘Divino Afflante Spiritu’).

Y al glosar el pasaje paralelo del Evangelio de San Lucas (X, 21), refiere al episodio de Cristo recibiendo a los niños que los Apóstoles pretendían apartar (Mt., XVIII, 3 y ss.; Lc., XVIII, 17).

Así también actúa la gracia de Nuestro Señor, manifestándose a través de los seres más inimaginables: “Os digo, si estas gentes se callan, las piedras se pondrán a gritar”. (Lc., XIX, 40). De manera que, si bien en primer lugar le puede caber a los superiores de la FSSPX la ardua batalla por la Tradición, a nadie se le puede exigir que se aparte de esta lucha; y, menos todavía, que se atenga a un silencio desapercibido, luego de acompañar en esta brega a la jerarquía de la Fraternidad; en numerosas oportunidades a lo largo de muchos años, incluso durante toda la vida de ciertos feligreses. Esto último es reconocido en la Revista —como veremos en el análisis del artículo respectivo— al dirigir una carta especial a los fieles de la primera hora.

XIV)Dejemos de lado los rumores y no reparemos más que en los textos oficiales publicados por la Fraternidad, en lugar de los comentarios más o menos dudosos que se publican en Internet o en otras partes.”

Dijo Nuestro Señor:

Si he hablado mal, prueba en qué está el mal; pero si he hablado bien ¿por qué me golpeas?” (Jn., XVIII, 23)

En este análisis han quedado en evidencia las dudas y perplejidades de muchos feligreses de la FSSPX y de otros buenos católicos defensores de la Tradición, por lo que la actitud de las autoridades de la Fraternidad debería ser la que Cristo asume como la debida interpretación de la norma del Sermón de la Montaña (Mt., V, 9), declarando cuáles son los errores de los “rumores” y de los “comentarios más o menso dudosos”, aportando a los fieles la completa y verdadera significación de los hechos acaecidos dentro de la FSSPX luego del decreto del 21 de Enero; sólo así se podrá establecer la exigencia de atenerse a sus textos oficiales.

XV)No es de católicos desesperar!

No desesperamos; la Esperanza es la virtud teologal por la cual tenemos confianza y plena certeza de conseguir la vida eterna y los medios, tanto sobrenaturales como naturales, necesarios para alcanzarla, apoyados en el auxilio omnipotente de Dios. Nos dice San Pablo:

Porque en la esperanza hemos sido salvados; mas la esperanza que se ve, ya no es esperanza; porque lo que uno ve, ¿cómo lo puede esperar?” (Rom., VIII, 24)

De la primera esperanza devienen todas las demás, y así como la Esperanza tiene su culminación y cumplimiento en la gloria eterna, en esta vida terrenal es el sustento de nuestra fortaleza, dando lugar a las pequeñas esperanzas de todos los días en los acontecimientos que santamente esperamos para mayor gloria de Dios. Si la Esperanza se colma en el Paraíso, ya no constituye propiamente algo en lo que se avizora lo por venir, y por eso San Pablo dice que en la visión beatífica ya no habrá propiamente esperanza. Queda claro, entonces, que las esperanzas cotidianas también dejan de serlo cuando se concreta aquello en lo que confiamos, y de ese modo, si estas esperanzas se acomodan a la perspectiva y al desarrollo de los acontecimientos, así ha de variar la manera en que nos alcance esta virtud en esos casos concretos.

Por todo ello es que no se nos puede imputar la desesperación, sino que más bien protestamos tener esperanza permanentemente, pero sin caer en la ceguera de esperar algo cuya perspectiva se avizora enormemente lejana y de casi imposible cumplimiento; claro está, se trata más bien de una esperanza en el obrar de los hombres, más que en el de Dios, y en ese sentido la esperanza es tanto más relativa, cuanto más dudosos aparezcan los procederes meramente humanos.

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Continuará

2 comentarios sobre “IESUS CHRISTUS 121: INFORME ESPECIAL DE RADIO CRISTIANDAD

  1. Sr Director de Radio Cristiandad; lo felicito y agradezco este artículo!! Es muy importante para aclarar ideas, y darnos la tranquilidad de que estamos en el buen combate por la Verdadera Fe!!
    Sigan adelante, sus artículos no son dudosos,ni confusos cómo otros. Internet es bueno, ayuda a pensar y a estar informados.Ánimo!
    Dios los bendiga y los guie!!

  2. Ánimo!!! Gracias!! Sigan adelante !!! Exelentes artículos, comentarios y aclaraciones !! Hay que tomar la bandera del buen combate,

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