¡El infierno existe y podríamos ir ahí! Fátima y la visión del infierno

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Padre Marcel Nault [1] (1927-1997)

Discurso pronunciado por el Padre Marcel Nault en la Conferencia Mundial de Paz de Obispos Católicos, en Fátima, Portugal, en el año 1992. Este discurso causó tal impacto que después de la conferencia, algunos Obispos pidieron al Padre Nault que escuchara sus confesiones.

Nuestro Señor Jesucristo vino a la tierra por un motivo, para salvar a las almas del Infierno. Enseñar la realidad del Infierno es la tarea más importante e ineludible de la Santa Iglesia Católica. Uno de los grandes Padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo, continuamente enseñaba que Nuestro Señor Jesucristo predicaba con más frecuencia sobre el Infierno que sobre el Cielo. Algunos piensan que es mejor predicar sobre el Cielo. No estoy en acuerdo. Predicar sobre el Infierno produce muchas más y mejores conversiones que las obtenidas con la mera predicación sobre el Cielo.

San Benito, el fundador de los Benedictinos, al estar viviendo en Roma el Espíritu Santo le dijo: «Tú vas a perder tu alma en Roma e irás al Infierno». Él dejó Roma y se retiró a vivir en el silencio y la solicitud fuera de Roma para meditar sobre la vida de Jesús y el Santo Evangelio. San Benito huyó de todas esas ocasiones de pecado de la Roma pagana. Él oró, se sacrificó por sí mismo y por los pecadores. El Espíritu Santo difundió la noticia de su santidad. Como resultado, la gente lo visitaba para ver, escuchar y seguir su ejemplo y consejo. San Benito se apartó por sí mismo de toda ocasión de pecado y alcanzó la santidad. La Santidad atrae a las almas.

¿Por qué piensan que San Agustín cambió su vida? ¡Por temor al Infierno! Yo predico con frecuencia sobre la trágica realidad del Infierno. Es un dogma católico que sacerdotes y obispos ya no predican más. El Papa Pío IX, que pronunció los dogmas de la Infalibilidad del Papa y el de la Inmaculada Concepción de María, y que también emitió su famoso Sílabo condenatorio contra los errores y herejías del mundo moderno, solía pedir a los predicadores que enseñaran a los fieles con mayor frecuencia sobre las Cuatro Postrimerías, en especial sobre el Infierno, así como él mismo daba ejemplo predicando. El Papa pidió esto porque la meditación sobre el Infierno genera santos.

Los santos temen al Infierno

Aquí nos encontramos con algo curioso, los santos temen ir al Infierno pero los pecadores no sienten tal temor. San Francisco de Sales, San Alfonso María Liguorio, el Santo Cura de Ars, Santa Teresa de Ávila, Santa Teresita del Niño Jesús, tuvieron miedo de ir al Infierno. San Simón Stock, el Superior General del Carmelo, sabía que sus monjes tenían miedo de ir al Infierno. Sus monjes ayunaban y hacían oración. Vivían recluidos, separados del peligroso mundo dominado por Satanás. Aún así tenían miedo de ir al Infierno. En 1251, Nuestra Señora del Monte Carmelo se apareció en Aylesford, Inglaterra, a San Simón Stock. Ella le dijo: «No teman más, te entrego una vestidura especial; todo el que muera llevando esta vestidura no irá al Infierno». Yo llevo puesto mi Escapulario del Carmen bajo mis vestiduras y llevo otro en mi bolsillo porque nunca sé cuándo la gente me pedirá que les hable sobre el Infierno o el Escapulario del Carmen. María dijo al sacerdote dominico, el beato Alán de la Roche, «Yo vendré y salvaré al mundo a través de Mi Rosario y Mi Escapulario». Uno no puede especializarse en todo y enseñar sobre todo; uno debe elegir. Yo creo que ésta es la voluntad de Dios: que yo predique sobre el Infierno. Un Moseñor, mi superior hace tiempo, me dijo en una ocasión: «Predicas con demasiada frecuencia sobre el Infierno y eso asusta a la gente». Él agregó: «Marcel, yo nunca he predicado sobre el Infierno, porque a la gente no le gusta. Tú los asustas». En un tono muy amistoso, Monseñor me dijo en su oficina: «Marcel, yo nunca he predicado sobre el Infierno y nunca lo haré, y mira qué agradable y prestigiada posición he alcanzado». Yo guardé un largo silencio, luego lo mire a los ojos. «Monseñor», le dije, «usted está en la vía del Infierno para toda la eternidad. Monseñor, usted predica para complacer al hombre, en lugar de predicar para complacer a Cristo y salvar a las almas del Infierno. Monseñor, es un pecado mortal de omisión el rehusarse a enseñar el Dogma Católico sobre el Infierno». Cuando Dios envió Profetas en el Antiguo Testamento, fue para recordarle al hombre que regresara a la verdad, que regresara a la santidad. Jesús vino, predicó y envió a sus Apóstoles al mundo para predicar el Santo Evangelio. La Serpiente vino y difundió su veneno a través de herejías, pero Jesús envió a su Amadísima Madre, la Reina de los Profetas: «Ve a la tierra y destruye las herejías». Los Padres de la Iglesia han escrito que la Madre de Dios es el martillo de las herejías. Si se toman el tiempo de estudiar con gran atención el mensaje de Nuestra Señora de Fátima, notarán que es un mensaje de lo más trágico y profundo, que refleja las enseñanzas del Santo Evangelio.

Las Lecciones dadas en Fátima

El resumen del Mensaje de Fátima es, que el Infierno existe. Que el Infierno es eterno y que iremos ahí si morimos en estado de pecado mortal. «¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?» Nuestra Señora vino y nos dijo que podemos salvarnos a través de sus dos divinos sacramentos de predestinación: el Santo Rosario y el Escapulario del Carmen. También manifiesta un énfasis especial sobre la Devoción a su Inmaculado Corazón y la Devoción de los Primeros Cinco Sábados. En la primera aparición del Ángel de Portugal en el Cabeco, en mayo de 1916, el Ángel vino a los tres niños y les mostró cómo adorar a Dios con la oración: «Dios mío, yo creo, adoro, espero y Te amo. Te pido perdón por los que no creen, ni adoran, ni esperan y no Te aman». El Ángel oró esta oración mientras se postraba con la frente en el suelo. El Ángel de Fátima les había mostrado a los tres niños en el orden de las oraciones, qué es lo primero. Primero, uno debe adorar a Dios y después orar a los santos. Primero Dios, las criaturas después. El Ángel de Fátima mostró al hombre que debe adorar a Dios y orar ante Él de rodillas. Cuanto más conoce el hombre a Dios, más se humilla ante Dios su Creador.

El gran Obispo francés Bossuet dijo: «El hombre en verdad se engrandece cuando está de rodillas». Sí, el hombre realmente se engrandece cuando se arrodilla ante su Creador y Redentor, Jesús, en el Santísimo Sacramento. El Ángel de Fátima vino a enseñarles a los tres niños que nuestro primer deber, de acuerdo con el Primer Mandamiento, es adorar a Dios. En su tercera aparición en el Cabeco, el Ángel de Portugal vino con un Cáliz en su mano izquierda y una Hostia en la mano derecha. Los niños se preguntaban qué estaba pasando. El Ángel milagrosamente suspendió el Cáliz y la Hostia en el aire y se postró en tierra y recitó una oración Trinitaria de profunda adoración: «Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Te adoro profundamente y Te ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los Sagrarios del mundo, en reparación de todas las ofensas, sacrilegios, abandonos e indiferencias con Él mismo es ofendido y por los méritos infinitos de su Sacratísimo Corazón y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, Te pido la conversión de los pobres pecadores».

Dios desea que Le adoremos de rodillas. ¿Nos arrodillamos en adoración y oración ante Jesús en el Santísimo Sacramento? Debemos hacerlo. Cuando los tres Reyes Magos de Oriente fueron a Belén y entraron en donde estaba el Niño Jesús, se postraron frente a Él para adorarlo de rodillas. Tenemos este ejemplo en las Escrituras y del Ángel de Fátima, que Dios quiere que Le adoremos de rodillas.

El Reforzamiento de los Dogmas Católicos

Un año más tarde, el 13 de mayo de 1917, los niños vieron a una jovencita aparecerse ante ellos. Era la primera aparición de Nuestra Señora. Lucía le preguntó: «¿De dónde vienes?» Ella le contestó: «Vengo del Cielo». El Dogma Católico de la existencia del Cielo. Los niños preguntaron: «¿Iremos al Cielo?» Ella contestó: «Sí, irán al Cielo». Entonces preguntaron: «¿Nuestras dos amiguitas están en el Cielo?» María les contestó: «Una de ellas, sí». Los niños preguntaron: «¿Dónde está la otra chica? ¿Está en el Cielo?» María les contestó: «Ella está en el Purgatorio y lo estará hasta el fin del mundo». Esta chica tenía unos 18 años de edad. Un segundo Dogma Católico, el Purgatorio existe y prevalecerá hasta el fin de este mundo. La Madre de Dios no puede mentir. El Ángel de Fátima enseñó a los tres niños cómo adorar a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Este es un reforzamiento del Dogma de la Santísima Trinidad, el mayor de todos, sin el cual la Cristiandad no podría permanecer. Debemos adorar a las Tres personas de la Santísima Trinidad.

Una Visión del Infierno

El viernes 13 de julio de 1917, Nuestra Señora se apareció en Fátima y les habló a los tres pequeños videntes. Nuestra Señora nunca sonrió. ¿Cómo podía sonreír, si en ese día les iba a dar a los niños la visión del Infierno? Ella dijo: «Oren, oren mucho porque muchas almas se van al Infierno». Nuestra Señora extendió sus manos y de repente los niños vieron un agujero en el suelo. Ese agujero, decía Lucía, era como un mar de fuego en el que se veían almas con forma humana, hombres y mujeres, consumiéndose en el fuego, gritando y llorando desconsoladamente. Lucía decía que los demonios tenían un aspecto horrible como de animales desconocidos. Los niños estaban tan horrorizados que Lucía gritó. Ella estaba tan atemorizada que pensó que moriría. María dijo a los niños: «Ustedes han visto el Infierno a donde los pecadores van cuando no se arrepienten».

Un Dogma Católico más, la existencia del Infierno. El Infierno es eterno. Nuestra Señora dijo: «Cada vez que recen el Rosario, digan después de cada década: Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia». María vino a Fátima como profeta del Altísimo para salvar a las almas del Infierno. El patrono de todos los pastores, San Juan María Vianney, solía predicar que el mayor acto de caridad hacia el prójimo era salvar su alma del Infierno. Y el segundo acto de caridad es el aliviar y librar a las almas de los sufrimientos del Purgatorio. Un día en su pequeña iglesia (donde hasta este día se conserva su cuerpo incorrupto), un hombre poseído por el demonio se le acercó a San Juan María Vianney y le dijo: «Te odio, te odio porque arrebataste de mis manos a 85 mil almas». Eminencias, Excelencias, Sacerdotes, cuando seamos juzgados por Jesús, Jesús nos hará una sola pregunta: «Yo te constituí Sacerdote, Obispo, Cardenal, Papa, ¿cuántas almas salvaste del Infierno? San Francisco de Sales, de acuerdo con estadísticas, ha convertido, y probablemente salvado, a más de 75 mil herejes. ¿Cuántas almas has salvado tú? Cuando leemos a los Padres de la Iglesia, a los Doctores de la Iglesia y a los santos, uno se estremece ante una realidad: todos ellos enseñaron el Evangelio de Jesús y sobre las Cuatro Postrimerías: Muerte, Juicio, Infierno y Paraíso. Todos han predicado el Dogma Católico del Infierno porque cuando meditamos en el destino de los condenados, no deseamos ir al Infierno. No es mi intención criticar a los Obispos, pero debo confesar esta verdad. En mis 30 años de sacerdocio, es triste reconocer que nunca he visto, ni escuchado, que un Obispo, aún mi Obispo o cualquier otro Obispo, predique el Dogma de la Iglesia Católica Romana sobre el Infierno. Supongo que en sus países o en otros lugares sí lo hacen, pero en Norteamérica no es predicado este Dogma de Fe. Cierto día en una catedral le dije a un Obispo: «Su Excelencia, usted realiza bellas meditaciones sobre el Santo Rosario cada noche por la radio. Esto es hermoso. Pero debo preguntarle, por qué no abrevia un poco su meditación e inserta después de cada decena del Rosario la oración: ‘Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia’. ¿Por qué se rehúsa decir esta pequeña oración después de cada decena, tal como lo pidió Nuestra Señora de Fátima el 13 de julio de 1917, después de que les había mostrado el Infierno a los tres videntes?» El Obispo me dijo: «Mire, a la gente no le gusta que prediquemos sobre el Infierno, la palabra Infierno les asusta.» No estamos para predicar lo que complazca a las multitudes sino para salvar sus almas del Infierno, para evitar que vayan al Infierno eternamente. Es probable que esta afirmación no sea aceptada por todos los Obispos pero con frecuencia los oigo rezar el Rosario omitiendo esta oración piadosa para salvar almas del Infierno. Yo creo que esta pequeña oración de Nuestra Señora de Fátima dada a los niños el 13 de julio de 1917, es más poderosa y más placentera a Dios que cualquier meditación por bella que sea, aunque haya sido expresada por un Obispo. Cada uno de nosotros hemos recibido nuestra misión de Dios, y creo que Jesús y Nuestra Señora desean que mi misión sea que yo predique sobre el Infierno. Por esto es que predico sobre el Infierno. Hay muchas revelaciones que podemos leer en la biografía de las almas privilegiadas. Algunas almas que están en el Infierno han sido obligadas por Dios a hablarnos para ayudarnos a crecer en nuestra fe. Constituye un pecado mortal de omisión el rehusarse a predicar el Dogma Católico sobre el Infierno. Tales almas condenadas han dicho:»Podríamos soportar estar en el Infierno por mil años. Podríamos soportar estar en el Infierno un millón de años, si supiéramos que un día dejaríamos el Infierno». Amigos míos, debemos meditar, no sólo en el fuego del Infierno, no sólo en la privación de contemplación de Dios, sino también en la eternidad del Infierno. Meditar seriamente frente al Sagrario sobre el Dogma Católico sobre el Infierno. Queridos Obispos, ustedes deben predicar por completo el Evangelio de Jesús, incluyendo la trágica realidad del Infierno eterno.

Concepto Herético de la Misericordia de Dios

Un sacerdote en una conferencia carismática dijo a una multitud de unas 3 mil personas y unos 100 sacerdotes que: «Dios es amor, Dios es misericordia y verán su infinita Misericordia en el fin del mundo, cuando Jesús liberará a todas las almas del Infierno, aún a los demonios». Este sacerdote sigue predicando y su Obispo no suspende sus facultades por enseñar tal herejía. «Vayan al fuego eterno», dijo Jesús. Fuego eterno, no fuego temporal. Con mi limitada inteligencia humana me atrevo a hacer una pequeña reflexión filosófica: «Dios es amor. Dios es Nuestro Padre. ¿Cómo puede un padre, ¡por amor de Dios!, tomar al pequeño Pedro y arrojarlo a un horno ardiente? Es imposible. Es un insulto a Dios, que Es amor». ¿Cuántas veces han escuchado esto? La verdad, sin embargo, es que el Infierno existe. El Infierno es eterno, y todos iremos al Infierno si morimos en estado de pecado mortal. Yo puedo ir al Infierno. Ustedes pueden ir al Infierno. Si algunos de nosotros morimos en pecado mortal, estaremos en el Infierno por toda la eternidad, ardiendo, llorando y gritando sin consuelo. No por un millón de años, sino por billones y billones y billones de años y más allá, por toda la eternidad. En nuestra vida mortal, ¿quién no ha cometido un pecado mortal? Un solo pecado mortal no confesado con arrepentimiento, antes de morir, es suficiente para que Jesús nos arroje al Infierno. Uno de los grandes Padres de la Iglesia, Patrón de todos los predicadores católicos, San Juan Crisóstomo dijo: «Pocos Obispos se salvan y muchos sacerdotes se condenan». Cuando venía de Lisboa a Fátima por autobús, tuve la ocasión de predicar a los laicos, sacerdotes y obispos presentes en el autobús. Les imploré: «Por favor, cuando lleguen a Fátima, por qué no se animan a hacer una buena confesión general de vida. Quizás hace diez años, quizás hace cincuenta, no han tenido el valor de confesar ese pecado grave por vergüenza. Por favor, hagan una confesión santa y completa en Fátima antes de su regreso. Hay muchos sacerdotes en Fátima que nunca más volverán a ver hasta que lleguen al Cielo». Yo predico a los Obispos como lo hago con toda persona, porque los Obispos también tienen un alma que salvar. Y si los Obispos son realmente humildes, aceptarán la verdad aún si proviene de un simple y ordinario sacerdote. No nos vayamos de Fátima sin hacer una Santa Confesión General.

Un Gran Acto de Caridad

Sus Excelencias, Jesús nos hizo sacerdotes. Jesús, Nuestro Señor, nos escogió entre millones de hombres para hacernos sacerdotes. Nos hicimos sacerdotes por un motivo: para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa a Dios Padre Todopoderoso, para rezar el Breviario cada día y para predicar el Evangelio de Jesús para salvar las almas del Infierno. Nadie tiene la seguridad de ir al Cielo a menos que haya recibido una revelación privada de Dios como le ocurrió al Buen Ladrón en la cruz o a los tres videntes de Fátima. ¿Por qué no abrazar los medios seguros que el Cielo nos ha dado, el Santo Rosario («la devoción a Mi Rosario es un signo seguro de predestinación»), el Escapulario del Carmen y el maravilloso Sacramento de la Confesión.

Prediquen, mis queridos Obispos, como los hacían los Padres de la Iglesia. La tarea principal de un Obispo es predicar, no sólo administrar una diócesis. La Iglesia necesita ver y escuchar a los Obispos predicando como lo hacían los Padres de la Iglesia. Si uno solo de ustedes, Obispos presentes aquí en Fátima, regresara a su diócesis y en ciertas ocasiones predicara sobre las Cuatro Postrimerías junto con todo el mensaje de Fátima, qué gran acto de caridad sería para todos sus amados fieles. Con la asistencia del Espíritu Santo digan a sus fieles: «Escuchen, mis hermanos en Cristo, yo soy su Obispo, estoy aquí para salvar su alma del Infierno. Por favor escuchen, acepten y mediten mi enseñanza en este día. Ustedes también, mis amados sacerdotes de mi diócesis, imiten a su Obispo, y prediquen sobre el Infierno con la autoridad que Jesús les ha dado. Prediquen cuanto menos una vez al año un sermón completo sobre el Infierno». Si hacen esto, están realizando el mayor acto de caridad de su sacerdocio, de su episcopado. Como mencioné anteriormente, en mis treinta años de sacerdocio, nunca he escuchado a un Obispo predicar sobre el Infierno. Cuando deseo encontrar un sermón sobre el Infierno, me veo obligado a leer a San Juan Crisóstomo, a los Padres de la Iglesia, a los Doctores de la Iglesia y a los santos predicadores. Queridos Obispos, por favor, prediquen sobre el Infierno como lo hizo Jesús, Nuestra Señora de Fátima, los Padres y los Doctores de la Iglesia y salvarán a muchas almas. Quien salva a un alma, salva a su propia alma. Predicar sobre el Infierno es un gran acto de caridad porque quienes los escuchan creerán por la autoridad que les confiere la Iglesia. Estas personas rectificarán su modo de vivir y harán una santa confesión de sus pecados.

El Vestido de Gracia

La gente con frecuencia me pregunta: «¿Por qué, Padre, es que ya no se predica sobre el Escapulario del Carmen? En el pasado recibíamos el Escapulario en nuestra Primera Comunión, pero ahora ya no hay más bendiciones e imposiciones del Escapulario del Carmen. ¿El Escapulario del Carmen sigue siendo válido como en el pasado?» Sí, el Escapulario del Carmen es válido en estos tiempos también, esta verdad no ha cambiado. El sábado 13 de octubre de 1917, durante el Milagro del Sol en Fátima, la Virgen María apareció ante los tres videntes sosteniendo el Escapulario del Carmen en una de sus manos. La hermana Sor Lucía dijo: «El Rosario y el Escapulario del Carmen son inseparables». ¿Por qué entonces los sacerdotes ya no predican sobre el Escapulario del Carmen? ¿Cómo podrían hacerlo si deliberadamente rehúsan predicar sobre el Infierno? Si nunca predican sobre el Infierno, la gente no creerá en el Infierno y por tal motivo, ¿cuál sería el objeto de recibir y llevar consigo el Escapulario del Carmen?

Jesús dijo: «Si tienen fe, moverán montañas». Si tienen fe, convertirán las almas con la gracia de Dios. Si predican sobre el Infierno con fe, la gente creerá en el Infierno. San Pablo dijo a sus discípulos: «Prediquen con convicción». Solo pronunciar o leer una homilía en una iglesia no es predicar. La predicación debe buscar mover las voluntades; la predicación debe motivar a los hombres a cambiar sus vidas para salvar sus almas del Infierno.

La Deserción Sacerdotal

Hay cuatro razones principales por las que 75 mil sacerdotes han abandonado el sacerdocio: 1) Porque se han negado a orar cada día. 2) Porque no evitaron las ocasiones de pecado y olvidaron que la prudencia es la ciencia de los santos. 3) Porque no tuvieron la humildad y el valor para hacer confesiones santas y completas. Jesús dijo: «Sin Mí, nada pueden realizar.» 4) Porque vivían en pecado mortal y continuaban celebrando. Si un sacerdote está en estado de pecado mortal y celebra la Santa Misa, es una Misa sacrílega para él. Cuando recibe la Comunión en este estado, realiza una Comunión sacrílega. Entonces, ¿cómo puede un sacerdote en estado de pecado mortal predicar bajo la inspiración y la fuerza del Espíritu Santo? ¿Cómo puede predicar si está endemoniado? Sacerdotes, vayan y hagan una santa confesión y se volverán en excelentes predicadores. El Espíritu Santo les hablará a ustedes y por medio de ustedes, y salvarán a miles de almas de ir al Infierno. Un día, el Santo Cura de Ars recibió la visita de un joven sacerdote de una parroquia cercana. Este sacerdote tenía gran interés de conocer personalmente al Cura de Ars. Después del almuerzo, el Cura de Ars le dijo: «¿Serías tan amable de escuchar mi confesión?» El joven sacerdote por poco se cae de su silla ante la súplica del Cura de Ars de escuchar la confesión de este admirable sacerdote con fama de santidad. ¡Los Santos se confiesan! Y los que se confiesan se vuelven Santos.

Finalmente, Nuestra Señora de Fátima dijo: «Oren, oren mucho y hagan muchos sacrificios porque muchas almas se van al Infierno porque no hay quien ore ni se sacrifique por ellas». Oremos continua y diariamente la oración que Ella nos enseñó: «Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del Infierno, lleva al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de Tu misericordia».

[1] El 30 de marzo de 1997, domingo de Pascua, a las 12:00 del mediodía, el Padre Marcel Nault fue llamado de esta vida terrenal a la presencia de Dios a quien él amó y sirvió con profunda devoción. Nació el 3 de marzo de 1927 en Montreal, Québec, Canadá y su vocación fue relativamente tardía. Se ordenó como sacerdote diocesano el 4 de marzo de 1962, un día después de su cumpleaños 35.

23 comentarios sobre “¡El infierno existe y podríamos ir ahí! Fátima y la visión del infierno

  1. Es simplemente bello, que estos articulos se difundan por amor a la salvacion de las almas y esta gran labor espero en Dios que les sea recompensada al ciento por uno. Espero que no haya necios que desprecien tan buen regalo que se les hace.

  2. Gracias Padre Marcel:

    Buscarè un escapulario e intentarè llevarlo el resto de mi vida colgado en mi cuello…contarè a quien pueda lo que hoy aprendì y rogarè por Ud. para que este en el cielo junto a Jesùs.

  3. me parecio mu y lindo y exclent e estos comentarios relativos la salvacion delalama y la condena o suplicio eterno del ionfierno ojla losigna difundiendo y en loposiblwe tengan o cfunden un canal d e television catolico hac efalt a sobr etood en america latina y por ultimo una acotacion nesesitamos ma s sacerdote s catolicos sin importa r la eda d en que se ordfenen pues par adios vale cualquier timeopo en la vidf a dle se r hu,mano juhgarsdela por la salvaciond e un ñlama asique le spidouq e nodigan que e stard e pa r a una perosna ser reñlligiuoisa se alas 30 40 50 70 años vale des d eque s ebaiutiza hasta antgers d e que s emuera lo que novla e yaaaaa es depseus delamuerte ahito tod a sla s oprtunida d es se termina felicidades .el corroe que puse pertenece aunaamig a mia igual puerdern envarme mensaje s silodesean que d ios los acompañe yllos santoos junto a Maria

  4. Buenas noches.

    A mí, al igual que muchos de ustedes, me ha interesado el tema del infierno; la verdad no me gustaría quemarme toda la vida, llorando y gritando.

    Padre Marcel. Si está a su bien, ¿por qué no me manda algunos consejos adicionales, con respecto a cómo puedo agradarle más a Dios?…

    Mándemelos a mi correo electrónico. Me gustaría, y estoy interesado, en mantener un contacto con usted.

    Gracias.

  5. gracias señor dios por esta tu palabra, quiero llevar tu palabra a los que no te conocen, pero me doy cuenta que tengo tanto que cambiar, me pides que crea y sea coherente con lo que anuncio. bendito seas señor que inspiraste al padre marcel ha hablar de esta realidad. esta es hoy tu señal, para que cambie mi vida por amor a ti.

  6. Las palabras del padre Marcel, relatadas en este artículo, son una barbaridad. Este hombre predica una religión basada en el miedo y no en el amor. Este hombre habla de un dios vengativo y terrible, capaz de condenarnos a una eternidad de castigo por un sólo pecado. Ese dios no es del que nos habló Jesús de Nazaret. Es el dios del medievo. El dios que ha servido durante siglos para que la Iglesia domine y controle la vida de la gente inculta y pobre. Además el padre Marcel miente. Jesús no habló más del infierno que del cielo. Eso es falso. Tan falso como las apariciones de Fátima. Por cierto, y esto va dirigido al post de francisco: ¿te has enterado de que el padre Marcel murió en 1997? ¿Has leído el artículo? ¿Entiendes lo que lees? Si te manda un e-mail desde el más allá haznoslo saber por favor. Y esto otro va para french y su post ininteligible: ¿estabas borracho cuando lo escribiste? ¿tienes los dedos muy gordos y pulsas varias teclas a la vez? ¿sabes castellano?

  7. ¿Existe realmente un infierno?
    Rick Rood

    Rick Rood es el ex director de publicaciones de Probe Ministries y ahora trabaja como capellán de hospital. Se graduó de Seattle Pacific University (B. A. History) y Dallas Theological Seminary (Th. M.). Ha realizado estudios de Ph.D. en teología en D.T.S. y ha servido como pastor, ha sido un instructor de seminario y ha trabajado por varios años en un ministerio para estudiantes internacionales. Rick y su esposa Polly son padres de dos adolescentes.

    Se cuenta que C. S. Lewis estaba escuchando el sermón de un joven predicador sobre el tema del juicio de Dios del pecado. Al finalizar su mensaje, el joven dijo: «¡Si usted no recibe a Cristo como Salvador, sufrirá graves ramificaciones escatológicas!» Luego de la reunión, Lewis le preguntó, «¿Usted quiere decir que una persona que no cree en Cristo se irá al infierno?» «Precisamente,» fue la respuesta. «Entonces, dígalo,» contestó Lewis.{1}

    Esta historia ilustra algo que la mayoría de los cristianos saben pero pocos expresan: que de todas las doctrinas de la fe cristiana, aquella con la que nos sentimos más incómodos para discutir es la doctrina del castigo eterno o infierno. Y no es difícil entender por qué es así. La doctrina del infierno es ofensiva para los incrédulos y contradice el énfasis en la tolerancia y en el potencial humano que domina nuestros tiempos. ¿Quién de nosotros disfruta de alienar a nuestros amigos hablando del juicio eterno por el pecado? Para muchos de nosotros la doctrina del infierno es difícil también de reconciliar con el amor y la gracia de Dios. Más aún, estamos bien conscientes de cristianos que han utilizado mal la doctrina del infierno, usándola para manipular y controlar a otras personas. Al tratar de distanciarnos del abuso de esta doctrina y para evitar aparecer como intolerantes y sin afecto, muchos de nosotros hemos eliminado la palabra «infierno» por completo de nuestro vocabulario (haciendo que nuestra creencia sea un asunto completamente personal).

    Encuestas recientes han revelado algunos hechos muy interesantes acerca de las actitudes actuales acerca del infierno. Una encuesta hecha por George Gallup en 1990 reveló que apenas algo menos que el 60% de los norteamericanos cree que existe un infierno (un descenso de más de 10% desde 1978), aunque sólo un 4% cree que el infierno es su propio destino personal. Una encuesta hecha a mediados de la década del 80 a estudiantes evangélicos norteamericanos de escuelas secundarias y de seminarios reveló que sólo uno en diez creía que el primer paso para influenciar a los incrédulos debería ser advertirlos acerca del infierno. Un 46% de los estudiantes de seminarios creía que hacer énfasis entre los no creyentes que el juicio eterno sería la consecuencia de rechazar a Cristo era «de mal gusto.» Una encuesta llevada a cabo en 1981 reveló que ¡el 50% de la población de las facultades teológicas cree en la existencia del infierno (61% de los Católicos Romanos y 34% de los Protestantes)!{2}

    A pesar de las actitudes corrientes prevalecientes hacia el infierno que revelan estas encuestas, sin embargo todavía es aparente para la mayoría de los cristianos que la doctrina del infierno está firmemente asentada en la enseñanza de las Escrituras. Todas menos una de las cartas de Pablo mencionan la ira o el juicio de Dios sobre el pecado. Y de los doce usos de la palabra gehenna (la palabra más fuerte para el infierno) en el Nuevo Testamento, ¡once provienen de los labios de Jesús mismo! De hecho, ¡el Salvador enseñó más sobre el infierno que lo que enseñó sobre el cielo! De los más de 1850 versículos que registran las palabras de Cristo, 13% corresponden a los temas del juicio y del infierno. De las 40 o más parábolas pronunciadas por Jesús, más de la mitad están relacionadas con el juicio eterno del pecado. ¡Sorprendentemente, el tan bienamado «Sermón del Monte» contiene algunas de las palabras más directas de Jesús acerca del infierno!
    ¿Qué Enseña la Biblia Acerca del Infierno?

    En su libro titulado simplemente «Inferno,» Dante Alighieri describe con gran detalle su recorrido imaginario por los nueve niveles del infierno. El libro de Dante es una lectura fascinante. Pero para aprender cómo es el infierno realmente, debemos dirigirnos a otra fuente: la Biblia.

    Cuando comenzamos a leer el Antiguo Testamento, encontramos referencias frecuentes al «Seol» (el mundo de los espíritus que han partido) como la morada de todos los muertos (cf. Deuteronomio 32:22). A medida que seguimos leyendo, también encontramos que vendrá un día cuando los cuerpos de todos los que están en el Seol serán resucitados: algunos, a la «vida eterna», pero otros, para vergüenza y confusión perpetua» (Daniel 12:2).

    La creencia común de los rabinos piadosos durante al era intertestamentaria de que el Seol estaba dividido en dos secciones está reflejada en el Nuevo Testamento, que se refiere a la morada de los justos como el «paraíso» (Lucas 23:43) o «el seno de Abraham» (Lucas 16:22), y la morada de los injustos como el «Hades» (Lucas 16:23). Después de la resurrección de Cristo, parece ser que aquellos que vivían en el paraíso fueron conducidos a la presencia de Dios en el cielo donde esperan la futura resurrección de sus cuerpos. Pero aquellos que están en el Hades esperan la resurrección a un destino diferente: el infierno.

    La palabra que se usa más frecuentemente en el Nuevo Testamento para el infierno es Gehenna. Gehenna es una referencia al Valle de Hinom ubicado en el lado sur de Jerusalén, que servía como el «basurero» de la ciudad en el tiempo de Jesús. Los fuegos en este lugar nunca se apagaban.

    Al igual que sus contemporáneos, Jesús se refirió al Gehenna como el lugar donde «el fuego nunca se apaga» y donde «el gusano de ellos no muere» (Marcos 9:48). Si quería implicar un fuego literal y un gusano literal no tiene mayor importancia. Jesús también describió al infierno como un lugar de «tinieblas de afuera» (Mateo 22:13). ¡Pero está claro que Él quería que entendiéramos que el infierno es un lugar de deterioro y sufrimiento continuos para aquello que lo habitan! Jesús también se refirió a aquellos que eran arrojados al infierno como «echados afuera» (Mateo 8:12) o, como lo expresa Pablo sencillamente, «excluidos de la presencia del Señor» (2 Tesalonicenses 1:9). El infierno es un lugar de exclusión y de pérdida de toda bendición que proviene de Dios. El infierno se describe como un lugar de «vergüenza» por el profeta Daniel (Daniel 12:2), donde cada persona es aborrecida por cada otro habitante. Como lo ha expresado un escritor: «Los pecadores en el infierno tendrán compañía pero no simpatía»{3}

    Jesús dijo que el infierno será un lugar de «lloro y crujir de dientes» (Mateo 13:42). El lloro sin duda habla de un remordimiento y pena terribles. Pero el crujir de dientes habla de una ira intensa; ira contra uno mismo, ira contra Satanás, ira contra Dios. Pablo habla de los habitantes del infierno como experimentando «ira y enojo… tribulación y angustia» (Romanos 2:8-9).

    La Biblia también nos dice que en el infierno no todos serán juzgados de la misma forma. Jesús dejó en claro que habrá grados de juicio en el infierno. Dijo que «aquél siervo que conociendo la voluntad de su Señor, no se preparó, ni hizo conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas el que sin conocerla hizo cosas dignas de azotes, será azotado poco» (Lucas 12:47-48). Pero si bien no todos serán juzgados de la misma forma, todos serán juzgados con seguridad. Éxodo 34:7 nos dice que el Señor «guarda misericordia a millares… y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado.»
    ¿Por Qué un Dios Amante Enviaría a la Gente al Infierno?

    ¿Enseña la Biblia que el infierno es un lugar de castigo consciente por el pecado? Una propuesta alternativa es que a muchos (si no a todos) les será dada una segunda oportunidad después de la muerte para responder a la gracia de Dios. Se suele hacer apelación a la afirmación en la primera carta de Pedro de que «ha sido predicado el evangelio a los muertos» (1 Pedro 4:6). William Barclay dice que en este pasaje encontramos un «atisbo de nada menos que el evangelio de la segunda oportunidad» (Comentario sobre las Epístolas de Pedro). Sin embargo, el contexto es claro en que ¡está hablando a aquellos a quienes el evangelio fue predicado en vida pero que ahora han muerto! No hay ninguna indicación para nada de que existe una oportunidad «post-mortem» de arrepentirse.

    En Juan 8, Jesús dice que para aquellos que «mueren en sus pecados» no hay ninguna posibilidad de reunirse con Él en el cielo (Juan 8:21, 24). Al contrastar la expectativa del creyente de ser reunido con sus seres queridos en el cielo, dice que los incrédulos «no tienen (tal) esperanza» (1 Tesalonicenses 4:13). Estas declaraciones son difíciles de reconciliar con la creencia de que a los fallecidos se les ofrece una segunda oportunidad después de la muerte. Hebreos 9:27 dice que «está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.»

    Otra propuesta, que está consiguiendo una aceptación cada vez mayor hoy, es que a los incrédulos simplemente se les hará desaparecer de la existencia o serán «aniquilados.» Se busca a menudo apoyo para esta creencia en declaraciones en las Escrituras que describen a los pecadores como «pereciendo» o siendo «destruidos.» El salmista dice, «así perecerán los impíos delante de Dios» (Salmos 68:2). La misma palabra, sin embargo, es utilizada en Isaías 57:1 para referirse a los justos: «Perece el justo, y no hay quien piense en ello.» Está claro en el último caso que la palabra implica «sufrimiento severo.» No podría de ninguna forma significar que los justos son «aniquilados.» No hay, por lo tanto, ninguna razón para creer que lo contrario es el caso cuando la palabra es utilizada para describir el destino de los pecadores. «Perecer» o ser «destruido» significa «sufrir la ruina,» no ser «aniquilado.»

    ¡Que la Biblia enseña el castigo consciente eterno en el infierno, es la única deducción posible que puede alcanzarse del hecho de que las palabras más enfáticas disponibles para los escritores bíblicos fueron usadas en forma consistente para describir la duración del infierno, así como para describir la duración del cielo y hasta la existencia eterna de Dios! Así como Jesús describió el destino de los justos como «vida eterna,» también Él describió el destino de los injustos como «castigo eterno» (Mateo 25:46). Así como Juan describió a Dios como el que «vive por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 15:7), también describió el fuego del infierno como durando «por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 14:11).

    A veces se dice que la palabra griega para eterno (aionios) en realidad significa «durando una era», implicando que al final de una serie de eras Dios vaciará al infierno de todos sus habitantes. Aquellos que sostienen esta interpretación, sin embargo, dejan de recordar que si bien esta era es finita en duración, ¡era una idea común entre los oyentes de Jesús que la «era venidera» sería eterna!

    Con relación al destino de Judas, Jesús dijo: «Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido» (Mateo 26:24). Si realmente fuera un destino tan terrible como sugieren estas palabras, y si es eterna su duración, ¿por qué enviaría un Dios amoroso a la gente al infierno? Si Dios es un Dios de amor, ¿por qué consignaría Él a alguien a una eternidad tan terrible como el destino que describe la Biblia para aquellos cuyo fin es el infierno?

    Tal vez la doctrina bíblica del infierno puede comenzar a cobrar sentido para nosotros cuando reexaminemos nuestra comprensión de otras dos enseñanzas de las Escrituras: la naturaleza de Dios, y la naturaleza del hombre y del pecado.

    Una de las revelaciones asombrosas de las Escrituras es que Dios es un Dios de amor y gracia infinitos. ¿Quién de nosotros no se siente refrescado cuando leemos las palabras del salmista: «Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad» (Salmos 86:15)? Sin embargo, ¡es el mismo Dios quien también es descrito como Aquél que «de ningún modo tendrá por inocente al malvado» (Éxodo 34:7)! El Dios que ama al pecador es también el Dios «muy limpio de ojos para ver el mal» y quien «no puede ver el agravio» (Habacuc 1:13). El salmista lo cita a Dios en un punto cuando dice, «Pensabas que de cierto sería yo como tú» (Salmos 50:21). Pero necesitamos darnos cuenta que, así como el amor de Dios está mucho más allá del nuestro, ¡así también la pureza de su santidad excede todas nuestras concepciones! Cuando a Isaías se le concedió una visión del Señor en su trono, ¡fue sacudido por su impresión de Su santidad (Isaías 6:3)! Por cierto, Dios es un Dios de amor indescriptible, ¡pero Él es tanto o más un Dios de santidad y justicia absolutas! Cuando obtenemos una visión de la santidad de Dios tal como está retratada en la Biblia, comenzamos a entender la razonabilidad de la doctrina del infierno.

    También recibimos ayuda si permitimos que las Escrituras nos informen más plenamente en nuestra comprensión de la naturaleza del hombre y del pecado. El énfasis en nuestra generación en el valor y la dignidad de la persona humana han sido una corrección bienvenida en contra del sobreénfasis anterior en la depravidad del hombre. Pero, sin embargo, es fácil para nosotros perder de vista el hecho de que si somos por cierto creados a la imagen de Dios, y somos de un valor muy especial en sus ojos, no obstante estamos también profunda e indeleblemente manchados por el pecado en cada área de nuestro ser. El Dios que conoce cada pensamiento y motivación de cada corazón humano dijo que «engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?» (Jeremías 17:9). ¡Jesús mismo dijo que «de dentro, del corazón de los hombres, salen (todo tipo de maldades)» por los que somos contaminados (Marcos 7:21-23)!

    Cuando Esdras se enteró de la desobediencia de la gente de Israel al casarse con incrédulos, dijo, «rasgué mi vestido y mi manto,… y me senté angustiado en extremo» (Esdras 9:3). Cuando el Apóstol Pablo vio la ciudad de Atenas llena de ídolos, «¡su espíritu se enardecía (Hechos 17:16)!» ¿Es posible que hemos perdido algo del sentido de la seriedad del pecado que parecía tomar el corazón de estos dos hombres?

    Algunos han objetado que mientras que el pecado es por cierto digno del castigo, un pecado «finito» difícilmente merezca un castigo «infinito» en el infierno. Pero que nuestra rebelión contra Dios deba considerarse «finita» en su naturaleza no está del todo claro.

    Cuando consideramos que Aquél contra quien nos hemos rebelado es Aquél que nos dio la vida, quien es la fuente de cada cosa buena que conocemos en la vida, y que ha extendido su amor al dar a Su Hijo como pago por nuestro pecado, ¿cómo podemos medir de alguna forma la gravedad de nuestro pecado o el castigo que merece? Cuando consideramos también que no hay ninguna indicación de que aquellos que estén en el infierno alguna vez experimentarán un «cambio de corazón» en su actitud ante Dios, sino que de hecho probablemente se volverá cada vez peor, tal vez podamos ver que el juicio de Dios es completamente justo.
    La Doctrina del Infierno: ¿Qué Diferencia Hace?

    Queremos enfocarnos en tres áreas de la vida que deberían ser impactadas por nuestra comprensión de la doctrina bíblica del infierno.

    La primera es nuestra actitud ante el pecado… particularmente el nuestro. Unos años atrás, Dr. Karl Menninger escribió un libro titulado Whatever Happened to Sin? (¿Qué Ocurrió con el Pecado?) En él, él desafiaba la noción popular de que todos nuestros pensamientos y acciones pueden ser explicados por factores que están más allá de nuestro control personal, y que raramente somos responsables por nuestra propia conducta. Por cierto, hay factores «atenuantes» en la mayoría de nuestras vidas que influyen en nuestro carácter y conducta, en mayor o menor grado. Y Dios no desconoce estas cosas. «Él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo» (Salmos 103:14). Él sabe asimismo que nacemos con una naturaleza pecaminosa que está más allá de la voluntad humana de vencer (cf. Romanos 7:14-25). Pero Él también sabe que la elección es nuestra, si aprobamos o toleramos el fruto de nuestra naturaleza pecaminosa, o si nos volvemos a Él en busca de gracia para mantener a raya los impulsos pecaminosos, y para aprender a seguir su voluntad. C. S. Lewis dijo que hay dos tipos de personas en el mundo: aquellas que le dicen a Dios, «Tu voluntad sea hecha,» y aquellas a quienes Dios les dice, «Tu voluntad sea hecha.» La elección es nuestra en cuanto a qué tipo de persona seremos.

    Cuando nos damos cuenta que somos responsables por lo que elegimos hacer con nuestro pecado, y que es más que simplemente un acto que tiene como resultado consecuencias desagradables para nosotros sino que es también una disposición de rebelión hacia Dios que requiere su juicio santo, ¡no podemos evitar volvernos más sensibles a la presencia del pecado en nuestras vidas!

    ¡El segundo resultado de una comprensión bíblica del infierno es una apreciación mucho mayor de la gracia y la salvación que hemos recibido de Dios! Nuestra apreciación por el valor inmenso de su regalo crece muchísimo cuando comprendemos plenamente la naturaleza de aquello de lo que hemos sido librados. ¡Nuestra percepción de lo sobrecogedor de la salvación está determinada en gran medida por nuestra percepción de los horrendo del infierno!

    Finalmente, una comprensión bíblica del infierno debería movernos a incluir en nuestra proclamación del evangelio una clara advertencia acerca de la consecuencia de no responder. Necesitamos ser más directos que el predicador de quien se dice que Charles Spurgeon dijo, «Si usted no ama al Señor Jesucristo, será enviado al lugar que no es de buena educación mencionar.»{4} C. S. Lewis una vez dijo: «Si el cristianismo sólo significa un poco más de buenos consejos, entonces el cristianismo no tiene ninguna importancia. No ha habido ninguna falta de buenos consejos en los últimos cuatro mil años. Un poco más no hará ninguna diferencia.»{5} Si hay realmente un infierno, ¡entonces el cristianismo es mucho más un poco más de buenos consejos!

    En su libro, Our Guilty Silence (Nuestro Silencio Culpable), John Stott cuenta cómo los misioneros jesuitas en China, no queriendo ofender la sensibilidad de los chinos, excluyeron la cruz de Cristo y otros detalles de su mensaje. Citando a Hugh Trevor-Roper, Stott dice, «No sabemos que hayan logrado muchos convertidos duraderos a través del residuo inobjetable de la historia.»{6}

    Sin duda la doctrina del infierno ha sido a veces abusada. Pero, como bien lo expresa un escritor: «Que su mal uso no resulte en su no uso» en nuestros esfuerzos por conducir a la gente a Cristo.
    Notas

    {1} Larry Dixon, The Other Side of the Good News (El Otro Lado de las Buenas Nuevas), Wheaton: Victor Books, 1992. p. 13

    {2} Dixon, pp. 10-13; Jerry L. Walls, Hell: The Logic of Damnation (El Infierno:La Lógica de la Condenación). South Bend: University of Notre Dame Press, 1992, pp.2-3.

    {3} John Blanchard, Whatever Happened to Hell? (¿Qué Ocurrió con el Infierno?) Darlington, England: Evangelical Press, 1992, p. 146.

    {4} Citado en Ajith Fernando, Crucial Questions About Hell (Preguntas Cruciales Acerca del Infierno). Wheaton: Crossway Books, 1991, p. 171.

    {5} C.S. Lewis, Mere Christianity (Cristianismo Básico). New York: Macmillan Press, 1960, p. 133)

    {6} John Stott, Our Guilty Silence (Nuestro Silencio Culpable). London: Hodder & Stoughton, nd, p. 45.
    Recursos recomendados sobre el tema del Infierno:

    Blanchard, John. Whatever Happened to Hell? (¿Qué Ocurrió con el Infierno?) Darlington, England: Evangelical Press, 1992.

    Dixon, Larry. The Other Side of the Good News (El Otro Lado de las Buenas Nuevas). Wheaton: Victor Books, 1992.

    Fernando, Ajith. Crucial Questions About Hell (Preguntas Cruciales Acerca del Infierno). Wheaton: Crossway Books, 1991.

    Lewis, C.S. Mere Christianity (Cristianismo Básico). New York: Macmillan Press, 1960.

    Morey, Robert A. Death and the Afterlife (La Muerte y la Vida Después de la Muerte). Minneapolis: Bethany House, 1984.

    Stott, John. Our Guilty Silence (Nuestro Silencio Culpable). London: Hodder & Stoughton, nd.

    Walls, Jerry L. Hell: The Logic of Damnation (La Lógica de la Condenación). South Bend: University of Notre Dame Press, 1992.

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    Actualizado: 14/04/2004

  8. la verdad no se que es el infierno si sirve de algo yo tengo sueños muy raros en cuanto este tema sueño con embudo gigante de fuego, a veses sueño que en la tierra pasar cosas orribles como si el infierno estubiese en la tierra sueño que existe una esfera gigante de fuego en medio, y que todos van a ella, sueño cosas tan raras que con decirles que una ves soñe que en el cielo el sol y la luna se asercaban demaciado a la tierra tambien soñe q en el cielo vi tres ginetes muy brillantes mirando al cielo y tengo mchas otras cosas que podria decirles yo solo tengo 12 ños estas cosas para mi son muy traumaticas no se si seran profesias ni yo me creo profeta pero el infierno creo que es algo real, solo decirles que teman a dios por que el ara justicia.

  9. Hola, les recomiendo retomar el tema, las 2 personas que mas escriben tienen razón en las observaciones de que es importante que se le brinde a las personas la verdad acerca del infierno, porque Jesus a ordenado que se diga la VERDAD! y el es la verdad, dijo que si algo no fuera cierto el nos lo habira dicho, y el dijo que el infierno existe, también nos dijo que el nos ama y que el Dios padre nos ama!, descarguen este material que les servirá como refuerzo y demoslo a conocer, la gente debe conocer que el infierno es terrible y que jesus es la salvación de nuestras almas, que Dios padre nos AMA, y que DIOS, EL ESPIRITU SANTO Y JESUCRISTO SON UNO, A TRAVEZ DE ELLOS LLEGAMOS A LA VERDAD REAL Y A LA GLORIA REAL, LA UNICA, LA QUE ES LA QUE FUE Y LA QUE SERÁ:

    DESCARGUEN EL AUDIO AQUI:

    http://cid-f6c283191d863494.skydrive.live.com/browse.aspx/P%c3%bablico

    Y UTILICENLO PARA ADVERTIR A LA GENTE POR FAVOR.

    QUE DIOS LES BENDIGA, RECUERDEN QUE EL NOS AMA, EL NOS BRINDA TODO Y NOSOTROS DEBEMOS BRINDARLE TODO, NO LO BUSQUEMOS SOLO PORQUE NOS SINTAMOS MAL O TENGAMOS ALGUN PROBLEMA, BUSQUEMOSLO POR QUE LO AMAMOS!!

  10. En cierto local nocturno,para encuentro de Homosexuales y Lesbianas,en Santiago de Chile,un Diseñador apellidado Oyarsun organizò,pretextando «expresiòn cultural y artistica» ,un evento denominado Virgenes Fashion.
    Conocidas voluptuosas mujeres de la farandula nacional,se mostraron vistosamente ataviadas como Maria Magdalena,Virgen de Fatima, Nuestra Señora del Lujan, Virgen de la Macarena etc etc. Lo especial del Perfomance eran las provocativas y ajustadas prendas , donde
    los generosos escotes , y sensual maquillaje de las modelos contrastaban con lo sacro santo. De nada sirvieron las protestas y repudio para tratar de evitar este acto sacrilego. En virtud de la libertad de expresiòn y tolerancia ,las autoridades Chilenas permitieron el acto.
    Sin embargo ha quedado en el ambiente y en la intuiciòn de los creyentes
    que ese evento llevaba en si el germen de su propio castigo.
    Es muy factible que esa misma energìa que llamamos FE, y que puede obrar milagros ,tambien pueda castigar la burla y Blasfemia. Hay espectaciòn de lo que pueda ir aconteciendo a futuro a quienes participaron en esto que la Iglesia llamò una «provocaciòn»
    En cierta radioemisora pueblerina, un anciano sacerdote decia con tristeza, refiriendose a esta farsa: » Va a ser espantosamente horrible para muchos, encontrarse en el Infierno, para reconocer demasiado tarde,que lo unico importante en esta vida era salvar el Alma».

    1. Quisiera responder a su pregunta.
      La biblia menciona en muchas partes la existenciadel infierno como unlugar de tormento, en apocalipsis
      20:14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
      20:15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.

      El lago de fuego es una de las bases para este tema, pero en el nos dice claramente que este significa lamuerte segunda…..
      Cuando se abra del infierno o ellago de fuego se habla de muerte, ya que el castigo eterno de que tanto se habla es la muerte.

      romanos
      6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

      Douglas marroquin autor de «amor a Dios o miedo al infierno?»

  11. la recompensa de los impios y de los justos sera dada con la venida de nuestro senor.el infierno al q temen tanto es el infierno de fuego y asufre preparado por dios en el cual seran echados el diablo y sus segidores cuando sea el juisio luego de los 1000 anos.esta recompensa es para los de la segunda resurreccion la muerte segunda apocalipsis 20-11,15

  12. pero no olvidemos el evangelio:donde abunda el pecado sobreabunda la gracia,ess importante difundir el evangelio de nstro señor JESUCRISTO y hacer caridad siempre .en cuanto a las apariciones e maria miren todo es un engaño la misma aparicion es por obra de demonios que gravitan en la boveda ceelste(los famosos agujeros negros probados cientificamente)huyamos de la idolatria religiosa(veneracion a santos),de la idolatria musical(venerando a cantantes de pecado)y de la idolatria intelectual(solo a hiperestudiosos) de venerar a los placeres mundanos que como nos dice la falsa aparicion de l demonia maria catolica nos hace cloaca de impurezas impidiendo elevar nstra fidelidad a DIOS.adios,cdense ,GOD BLESS THEM

  13. Si Dios es bueno por que ese castigo del infierno eterno ok cada uno tiene la oportunidad de salvarse y toma una decision de arrepentirse pero que pasa cuando esas personas no tubieron esa oportunidad como muchos jovenes algunos casi ninos aprenden a sobrevivir en medio de violencia que casi siempre son hijos rechasados sin padres o peor aun sus padres son drogadictos alcoholicas o delicuentes y lo uinco que aprende es eso muchos muren sumergidos en ese mundo sin tener esa?oportunidad que los salvaria del infierno

  14. Mire Liliana,- Dios impregnó en el corazón del hombre lo que es el bien y lo que es el mal, y es dogma de Fé que Dios quiere que todos los hombres se salven, a unos se les dan mas talentos que a otros, y por lo mismo Dios exigirá mas al que recibió mas, y en ese te caso es mas que evidente que a una persona con las caracteristicas que Ud, menciona no se le puede exigir lo mismo que a un sacerdote, o a un cardenal que han descuidado las almas que Dios les confió para su salvación.
    Referente al comentario del Sr. Miguel Angel, poco hay que decir, porque está loco de remate, ¡¿Negar Fátima, dspues de contemplar el milagro del Sol avalado por 70 mil personas? Dios es todo amor y todo misericordia, pero tambien ejerce su justicia, y de Dios nadie se rie nos dice S. Pablo. ¡El infierno existe! y a él van los que mueren en pecado mortal.

  15. NO ME GUSTA ESTA REFLEXION, YO NACÍ EL 13 DE MAYO DEL 71, SIEMPRE HE SENTIDO A LA VIRGEN DE FÁTIMA EN TODA MI EXISTENCIA, SOY DEVOTO,Y LA VERDAD DIOS ES AMOR, PERO A LA VEZ TIENE UN JUEZ QUE ERES TU MISMO, YO LES PREGUNTO CUATRO COSAS:
    1 ¿SERÁ JESÚS EL PROPIO ABOGADO DE TÍ, SIENDO TÚ, EL PROPIO JUEZ DE TU VIDA?
    2 SI DIOS SABE TU PRINCIPIO Y FIN , ¿SERÍA TAN SARCÁSTICO DE HABERTE CREADO, PARA QUE TU TE CONDENES?
    3 ¿SABIAN QUE EXISTEN 15 PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA A SANTO DOMINGO DE GUZMAN DONDE, UNA DE ELLAS HABLA :QUE NO IRAS AL INFIERNO, Y OTRA QUE TAMPOCO MORIRÁS DE MUERTE REPENTINA, SI INTENTAS REZAR DIARIAMENTE EL SANTO ROSARIO?
    4 ÚLTIMO, Y ES UNA ANALOGÍA , NO UN RETO A DIOS , PERO SI DIOS CREO TODO HASTA EL DESDICHADO DIABLO, Y DIOS ES TODO MISERICORDIOSO, ¿PORQUÉ NO LO PERDONARÁ AL FINAL DE LOS TIEMPOS?

    P.D CREO QUE HAY QUE TRANSITAR, VIVIR , EXPRESAR Y SOBRE TODO NO SER pre juicioso ,AGRADECE A DIOS PADRE, INVITA A JESUCRISTO Y SOBRETODO INVOCA AL ESPÍRITU SANTO EN TU VIDA.

    NO TENAN MIEDO Y QUE DIOS LOS BENDIGA!!!!!!!

  16. NO MANCHES JAVI SI REALMENTE ESTUDIARAS TEOLOGÍA! SABRIAS QUE LA ÚLTIMA REVELACIÓN UNIVERSAL PARA LA IGLESIA CATÓLICA ( QUE ESA LA QUE HACEMOS TODOS, PORQUE CATÓLICO QUIERE DECIR UNIVERSAL) ENTENDERÍAS QUE ESA ES EL APOCALIPSIS, Y SABRÍAS QUE CUALQUIER APARICIÓN MARIANA ES PARTICULAR Y NO UNIVERSAL.
    SIRVE PARA INSPIRAR LA FÉ, Y NO MÁS!!!!!!!!
    LA ESCATOLOGÍA ES UN TEMA DELICADO E ÍNTIMO QUE DEBE DESCUBRISÉ POR LA MEDITACIÓN EVANGÉLICA Y MÁS IMPORTANTE POR LA VIVENCIA DE LA MISMA.
    EN BUENA ONDA NO MANCHES CON TU COMENTARIO APOCALÍCTO DE UNA REVELACIÓN PARTICULAR, DANOS MÁS ARGUMENTO!!!!!!!!!

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